Cambiar es difícil, ni siquiera una gran crisis personal facilita algunos cambios; cuales son las piezas que hacen que parte de nuestras conductas personales o de relación se modifiquen. Por qué un acontecimiento te hace reflexionar sobre conductas poco efectivas y pasados unos meses volvemos a ejecutarlas. ¿Por qué una pareja sufre una crisis y las primeras semanas se cambian las formas, se deja de discutir, se invierte más tiempo en el otro y pasados tres meses las cosas vuelven a como eran semanas antes. ¿Por qué sabiendo y siendo conscientes que hay hábitos poco saludables nos cuesta abandonarlos?, ¿por qué reconociendo que actuar de cierta forma pasado el tiempo nos hace sentirnos mal, sin embargo no dejamos de actuar así?.Quizás la clave esté en no solo querer o tomar la decisión sino en los tres procesos necesarios vinculados a ella.
Análisis
Cada uno de nosotros solemos hacer valoraciones de nosotros mismos basándonos en creencias y aprendizajes que se han consolidado a lo largo de nuestra vida, de nuestra formación, de nuestro trabajo y de las personas con las que nos hemos vinculado, relacionado o lo estamos haciendo.
Para poder empezar a cambiar es preciso realizar un ejercicio de deconstrucción de nuestra propia identidad vinculada a acciones y creencias conscientes y menos conscientes para así poder llegar a entender qué significado tiene para uno mismo parte de lo que hacemos, a fin de cuentas dar respuesta a la pregunta ¿qué significa ser lo que soy y hago?
Alcanzar un conocimiento profundo de nosotros mismos es clave para rediseñar nuestra carrera profesional, nuestra forma de relacionarnos, de entendernos con los otros, con nuestra pareja, padres, jefes, compañeros, amigos.... En definitiva de vernos y sentirnos de otra forma. Solo así podremos reorientar nuestras capacidades y aptitudes, que ahora queremos desempeñar.
Una vez que ya hemos dominado el miedo y somos conscientes de nuestras capacidades, el siguiente paso consiste en conocer el entorno, reevaluar las formas en que se relacionan con nosotros, reorientar las antiguas y anticipar e interactuar para ajustar los cambios que puedan darse en un nuevo escenario de mayor efectividad. En este proceso de reorientación o rediseño, es fundamental interaccionar con este entorno de otros modos y crear nuevos patrones que nos vayan a permitir adaptarnos a la nueva realidad que deseamos.
¡¡Qué inteligente me pareció en ese momento!!!, cambio de actitud.
El mejor momento para plantar un árbol fue veinte años atrás. El segundo mejor momento es ahora...lo dejo en la mesa para pensar.
Mila Guerrero
http://humanrecblog.wordpress.com/





















