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martes, 17 de mayo de 2016


¿En qué se diferencian las necesidades de los deseos?

A veces confundimos estos dos términos y no son lo mismo. Las necesidades son imprescindibles para la vida. El deseo es lo que nos gustaría tener o que ocurriera, pero no conseguirlo no  merma ni la calidad de vida, ni la supervivencia, ni la felicidad.

Tendemos a buscar satisfacciones constantemente. Nuestra mente buscar el placer y gratificarse y puede llegar a confundir lo necesario con otras cosas que no lo son.

El marketing conoce muy bien esa delgada línea y la usa para dirigir nuestra conducta de consumidores.

La manera como una persona transforma sus necesidades en deseos depende de muchos factores: de sus vivencias, su educación, los entornos culturales y sociales… pero también y en gran medida, de su propio perfil personal.

Las 9 características de los perfiles menos vulnerables a confundir necesidad y deseo, son:

1. Resistentes a la enculturación, poco susceptibles a la presión social.

2. Independientes de la cultura y el entorno, se apoyan en sus propias experiencias y juicios.

3. Centrados en la realidad, diferencian lo falso y ficticio de lo que es verdadero y genuino.

4. Centrados en los problemas. Se enfrentan a ellos en virtud de sus soluciones, no como temas personales.

5. Disfrutan de relaciones personales íntimas, con pocos amigos cercanos y miembros familiares en los que confían.

6. Sentido del humor no hostil, prefieren las bromas a costa de sí mismos o de la condición humana, nunca dirigida a otros.

7. Alto grado de aceptación de sí mismo y de los demás, prefieren a las personas tal como son.

8. Frescura en la apreciación: una habilidad para ver cosas, incluso ordinarias, como preciosas. 

9. Tendencia a vivir con mayor intensidad las experiencias que el resto de las personas.

¿Y tú cuanto de vulnerable eres?

El equipo de redacción
R&H Talento y Personas



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Dos sistemas modelan nuestro pensamiento: El rápido que afronta las situaciones desde las emociones y las intuiciones y opera de forma impulsiva, casi automática, sin esfuerzo ni sensación de control voluntario. Mientras que existe otro sistema más lento más deliberado, reflexivo y lógico, que requiere toda la atención y concentración, y un gran autocontrol porque dirige los esfuerzos en una búsqueda de alternativas antes de elegir una.




La toma de decisiones es una de las tareas más complejas y estresantes a las que nos podemos enfrentar si no sabemos gestionar esa incertidumbre de forma adecuada, pudiendo llegar a producir trastornos o patologías en casos extremos.


Publicado el martes, 17 de mayo de 2016 a las 19:08 por Juan Bueno

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domingo, 6 de diciembre de 2015

Todo lo que huele a moda o tendencia tiene un problema acuciante: nace con fecha de caducidad. Si esta primavera se llevan las rayas y los colores pastel ¡ay de aquel que no tenga en el armario una de esas prendas! Pondrá de manifiesto su escaso gusto o conocimiento de lo más “in”. Una pena. Pero es todo tan breve que puede resultar estresante hasta la extenuación. Porque la temporada siguiente sólo se llevan los lunares y los tonos intensos. Así que aquellas prendas rayadas como el traje de Obélix y los colores suaves y amorosos quedan relegados al más cruel de los ostracismos.


Con la transformación digital parece que eso no ocurrirá. Más allá de una moda pasajera o una tendencia, ha venido para quedarse. Y los gurús de este asunto no recomiendan dicha transformación para estar al día sino que lo hacen por criterios empresariales mucho más sólidos, el primero es el de ser una empresa competitiva, eficiente y de éxito. Y se aborda en este caso la primera finalidad que dirige la vida de toda empresa. Permitidme decirlo de forma muy sencilla: Obtener resultados, seguir ganando dinero y tener posibilidades de supervivencia para… ganar dinero. De modo que la primera premisa que debe cumplir la transformación digital es tan antigua como la voluntad de los comerciantes fenicios: hacer buenos negocios y que éstos fueran rentables.

La segunda condición está relacionada con la capacidad de adaptación al cambio, y de ésta se deriva la flexibilidad. “Nada es eterno”. Exige un esfuerzo replantear que la concepción tradicional de un negocio que además fue un éxito en el pasado y dio buenos resultados económicos ya no vale para el futuro, y peor aún, ni siquiera tal vez para el presente. Ya lo decía Darwin, con aquella frase tantas veces repetida sobre la supervivencia de los más adaptables y no de los más fuertes. Poco más hay que añadir. Ser flexibles para crear un nuevo modelo de negocio, más tecnificado y cercano a los nuevos clientes se convierte en imprescindible.

Los clientes quieren una experiencia memorable, o como decía aquel famoso cantante “una experiencia religiosa”. En efecto ya no basta con ofrecer un buen producto y un servicio adecuado. Con eso no salimos en la foto. Hay que proporcionar a los clientes algo más. Hay que generar en ellos un recuerdo especial, que cuando lo evoquen traiga a la mente muy buenas sensaciones. En caso contrario el cliente buscará otras alternativas. No olvidemos que el cliente del mundo digital está súper informado de precios, condiciones, opiniones de otros usuarios, etc.

Transparentes como el agua. Así tienen que ser las empresas para que los clientes confíen en ellas. Estamos en la era de la información y cualquier desmán que éstas realicen es conocido y difundido a través de las redes sociales y nada puede hacer más daño a la reputación de una empresa, así que “las cosas bien hechas, bien parecen”. Que alguien se encargará de contar lo buenos que somos. Recordad que no hay mejor embajador de una marca que un cliente satisfecho.

Tecnología y personas. Estos dos elementos van de la mano y lo hacen de forma indisoluble. Las empresas que se enfrentan a la transformación digital sólo mejorando sus procesos a través de la tecnología están abocadas al fracaso antes o después. Porque los cambios se implementan a través de las personas, son éstas la correa de transmisión y si ésta no funciona, aunque dispongamos de la mas sofisticada tecnología de última generación, no será suficiente. Las personas están en dos ámbitos: nuestros clientes (a los que hay que escuchar porque nos proporcionan mucha información útil) y los empleados. Este es uno de los grandes retos al que las compañías tienen que dar su solución particular: ¿Qué es más importante: el cliente o el empleado?. Gran cuestión esta.

Mi opinión es que lo mas importante son los empleados, y me hago eco de las palabras que nos recordaba no hace mucho tiempo  Richard Branson (fundador de Virgin): “si cuidas a tus empleados, ellos cuidarán de tus clientes”.


Y un nuevo modelo de liderazgo. Esta cuestión necesita un post entero, pero puedo adelantar que hace falta un perfil competencial complejo, con un liderazgo fuerte, conocimiento profundo del mercado y dominio de nuevas tecnologías.

Recuerda, no se trata de una moda. La transformación digital vino para quedarse. ¿estás preparado?


En breve verá la luz el libro "La Ruta de la Transformación Digital", a través del cual podrás ahondar en las claves de esta apasionante aventura. 

Tienes disponible, de forma totalmente gratuita, una versión reducida del libro, que te puedes descargar aquí. Espero que disfrutes de su lectura y te sea de utilidad.

Publicado por May Ferreira.
Executive Manager de R&H Talento y Personas




Publicado el domingo, 6 de diciembre de 2015 a las 18:23 por Juan Bueno

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martes, 13 de octubre de 2015

Hace unos días oí casualmente una conversación en la calle. Una mujer de mediana edad hablaba a través de un móvil de última generación con otra persona. Esta mujer le anunciaba a su interlocutor/a que le compraría una tarjeta para ampliar la memoria (de algún tipo de dispositivo). Por el contenido de la conversación y el aire un poco impaciente de esta mujer deduje que la otra persona era menos tecnológica. En efecto respondió un poco airada: “¿pero dónde almacenas las fotos? Nooo, en un álbum pegadas, no. Las tienes que almacenar con la memoria que te voy a comprar. Está bien, no borres nada, no toques nada, yo me ocupo de todo”.




La mujer colgó el teléfono un poco tensa y agitada, mientras yo trataba de disimular la sonrisa que se me dibujaba en la cara. 

Esta charla me hizo reflexionar lo que ahora comento en este artículo. Mucho se mencionan últimamente algunos conceptos como la revolución digital que estamos viviendo. Y no me cabe duda de su absoluta exigencia si queremos sobrevivir e incluso triunfar en este entorno altamente tecnificado.


Pero antes de esa revolución digital existe una profunda y visceral revolución de tipo social de la que, en ocasiones, no somos del todo conscientes. En efecto, antes de abordar nuevas herramientas o un aprendizaje tecnológico muy avanzado hay un paso previo que afecta a analizar cómo han cambiado algunas de nuestras formas de actuar, o cómo se han visto afectadas las relaciones sociales por el entorno digital que nos rodea.

Ya he mencionado al inicio de este post el tema de las fotografías. ¿y que podemos decir de la forma actual de archivar documentos? El archivo físico de documentos en grandes carpetas empieza a ser un recuerdo de épocas pasadas, más próximas al pleistoceno que a nuestra era. Las memorias USB o la nube por su enorme capacidad y facilidad de acceso desde cualquier lugar con conexión se han convertido en el mejor de los recursos.

Las fotografías probablemente sea una de las grandes funciones de los teléfonos móviles, todos hacemos fotos hasta de lo más inverosímil con un dispositivo cuya primera finalidad es la de hacer y recibir llamadas. ¿o tal vez no? Los cambios son tan profundos y de tal envergadura que han puesto del revés parte de nuestro mundo actual. Todo ello ha provocado una modificación considerable en las preferencias de las personas, tanto a nivel personal como profesional.

Jeremy Rifkin en su libro “La sociedad de coste marginal cero” afirma que: “parece que nos hallamos en las primeras etapas de una transformación revolucionaria en los paradigmas económicos”, introduciendo así un nuevo concepto, el de la economía colaborativa. Esto significa que en muchas ocasiones hay productos y servicios que son prácticamente de coste cero, y el consumidor no está dispuesto a pagar nada por ellos, porque sabe que puede acceder disfrutando de su gratuidad. Esta situación da un vuelco total al concepto tradicional del comercio.

Hay multitud de temas vinculados con ese nuevo paradigma económico que representan ese cambio tecnológico, económico y social que a su vez impone una radical adaptación de las estructuras y organización de las empresas, además del cambio de liderazgo. Se impone una nueva forma de dirigir a las personas, con un criterio participativo, fomentando la creatividad y la rápida adaptación al cambio.                 

La forma de entablar y mantener las relaciones también ha experimentado un profundo cambio, una enorme metamorfosis. Las redes sociales se han convertido en lugar de encuentro para muchas personas logrando establecer buenas relaciones sociales y lazos profesionales duraderos. Nuestra forma de comunicarnos poco se parece a las habituales hace algunas décadas. Aplicaciones como el watsapp o cualquier otro tipo de herramienta para la mensajería instantánea forman parte de nuestra cotidianidad de manera absoluta. Jóvenes y mayores hemos alterado el perímetro de nuestras relaciones de forma radical.

Si nos referimos a los modelos de aprendizaje, la brecha es también enorme. En mi generación nos ayudábamos con manuales, apuntes y algún trabajo práctico, las generaciones actuales son fundamentalmente visuales, están acostumbrados a los contenidos digitales e inmediatos y en ocasiones piensan que lo que no exista en internet es porque simplemente no es de este mundo. El aprendizaje debe ser interactivo para despertar el interés de los nativos que tienen además una exigente demanda de inmediatez.


Los emigrantes digitales tenemos que aprender un nuevo idioma y adaptarnos de forma irremediable porque esta revolución digital viene precedida de otra de tipo social y económico que tiene la fuera de un tsunami.

No dejes que te arrastre. Aprende a nadar en un entorno cada día más tecnificado y retador.

Publicado por May Ferreira.
Executive Manager de R&H Talento y Personas



Publicado el martes, 13 de octubre de 2015 a las 18:15 por Juan Bueno

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viernes, 17 de julio de 2015

Hemos tenido invitados en nuestra casa de Asturias, mejor dicho, no son invitados, son parte de nuestra familia. Estos días de vacaciones los hemos aprovechado para dar largos paseos por el campo, bañarnos y dejarnos arrastrar por las olas con la tabla y para disfrutar de más de una fabada. Lo curioso de estos días y que me ha animado a escribir es que hasta hace poco solo venía con dos hijos, universitarios, pero desde hace pocos meses hay una hija más, una pequeña niña nepalí.

Tras el terremoto de abril, acogieron a los pocos días a Sujatha, cuyos padres habían fallecido y su abuelo paterno la ha cedido de forma temporal, hasta que pueda regresar a su país con él.

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Para Sujatha, (creo que no he escrito bien el nombre y a la que llaman Susa), su primer destino fue Canadá donde vivían sus nuevos hermanos y su nueva madre, hasta que en junio regresaron a España como tenían previsto.

La pequeña hablaba nepalí al llegar a su nueva casa. Las palabras nepalíes provienen en su mayor parte del sánscrito, aunque tiene algunas palabras prestadas del árabe y del persa que llegaron a través del hindi y del urdu, por ejemplo, así se escribe "niña" en nepalí बच्चा. Sin embargo allí se hablaba casi todo en inglés y en algunos momentos en español. Y no se le complicó poco a Susa la vida cuando dos meses después aterriza en Madrid donde todo el mundo habla castellano y en sus primeras vacaciones, en la panadería, le dieron dos chucherías en bable. "Ah wajeeee, esti cosu como ye?…. Pánde vas, ho"

¿Cómo te puedes entender tan bien con ella? Le pregunté a su madre, ¿cómo sois capaces de tener esas conversaciones tan largas si tan solo lleva algo más tres meses contigo?, pero si hay un batiburrillo de palabras que es casi imposible saber de que se habla.

Es fácil, me dijo, hemos adoptado una forma de comunicarnos a través de dibujos simples hasta que pueda ir cogiendo el vocabulario y las formas lingüisticas necesarias. Todos en casa sabemos dibujar monigotes, así que cuando las palabras no nos funcionan, lo dibujamos, ella también, no hay apenas errores de comprensión.

figuras basicas
Estaban sin darse cuenta utilizando de forma natural una metodología de comunicación muy eficaz: VISULAL THINKING (pensamiento visual).

El pensamiento visual, es una forma de procesar información mediante el uso de dibujos. Con las imágenes se pueden identificar conceptos, definir problemas, buscar soluciones, encontrar relaciones entre conceptos... todo ello de una forma más sencilla que si usáramos el lenguaje oral.

El pensamiento visual funciona porque al ver una idea a través de los ojos, y no sólo de nuestra mente, estamos ampliando la capacidad para evidenciar lo que sólo a la mente le cuesta a veces evidenciar.

Muchas investigaciones han demostrado que algo más del 60% de las personas usamos la vía visual como medio preferente de aprendizaje. El sentido de la vista es uno de los más potentes en la percepción del mundo, siendo el responsable de hasta un 75% en la adquisición de la información dejando solo el 25% restante a otros sentidos.
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La vista es un sentido muy relevante y el lenguaje de las imágenes tiene un poder enorme para transmitir y comprender información, más que las palabras. Así la neurociencia explica que el pensamiento visual funciona porque el 80% de nuestro cerebro está diseñado para asimilar y procesar imágenes, y es capaz de mejorar la retención de cualquier información cuando estas están presentes. La Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner habla de una inteligencia espacial que estaría directamente relacionada con la capacidad de las personas para presentar ideas visualmente, crear imágenes mentales, percibir detalles visuales, dibujar y confeccionar bocetos.

La publicidad conoce bien todos estos conceptos y los usa para que sus clientes se vinculen a las marcas. Muchas empresas han incorporado en sus reuniones, en sus proyectos esta metodología como fórmula para mejorar no solo la comprensión, sino en la búsqueda de otras posibilidades que el lenguaje no permite comprender. En el mundo de la enseñanza empieza a existir una tendencia donde el uso de mayor número de imágenes y de menos palabras dan respuestas eficaces a las dificultades de aprendizaje relacionadas con los trastornos del lenguaje, como la dislexia, la disortografía, o el aprendizaje de idiomas.

¿Es complicado dibujar una idea o un concepto?
No, no lo es. Todos de pequeños hemos dibujado sin miedo, y solo cuando hemos incorporado el lenguaje lo hemos ido abandonando, pero todos podemos hacer monigotes, líneas, cuadrados, soles, estrellas, círculos, triángulos…. No se trata de dibujar la realidad de forma compleja como lo haría un artista, se trata de imágenes sencillas, simples y universales que se entienden en cualquier lugar del planeta. Un ocho con pies es una persona… También un circulo con una estrella... así de sencillo.



Estos son algunos ejemplos más.



¿Cómo convertir las ideas en imágenes?
Según Dan Roam, experto en visual thinking y autor del libro “Tu mundo en una servilleta” el proceso del Pensamiento Visual tiene estos sencillos pasos:

1. Mirar. Absorbemos la información visual, recopilamos y seleccionamos lo que nos encontramos frente a nosotros.
2. Ver. Seleccionamos lo que consideramos interesante y agrupamos esa información a través de las relaciones entre los elementos y pautas.
3. Imaginar. Interpretamos y manipulamos los elementos para descubrir nuevas pautas.
4. Mostrar. Cuando se encuentre una pauta y se comprenda, debe mostrarse a otras personas para obtener feedback.
Aunque el proceso no siempre es tan lineal, siempre es simple y reconocible.
fases-VT
Susa, a la que sus hermanos y mis hijos han mimado en exceso estos días, además de ser muy lista y preciosa, y de encantarle las avellanas para sorpresa de su madre, dibuja a una velocidad supersónica cuando quiere que ella le lleve de nuevo en coche a recoger moras y arándanos y comer un helado de frutas del bosque con los chicos en el Malaín.

Hoy dejo encima de la mesa esa petición de Susa...

Publicado por Mila Guerrero.
Manager I+D+i de R&H Talento y Personas

Visitar el Blog de Mila, aquí


Publicado el viernes, 17 de julio de 2015 a las 18:31 por Juan Bueno

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viernes, 12 de junio de 2015

Esta frase me la dijo mi buen amigo y gran profesional del mundo del Márketing, Juan Carlos Alcaide, cuando me ilustraba con algunas explicaciones sobre ese área por entonces desconocida para mí, y sobre la que tenía que hacer un trabajo relativo a la experiencia cliente. Mientras él hacía acopio de sus conocimientos para que yo aprendiera algo sobre el asunto me dijo esta frase que se me quedó grabada: “calidad y calidez dan un diez”, ilustrando así lo que según su criterio eran dos requisitos para convertir cualquier compra de un producto o servicio en una experiencia memorable. La calidad, en el sentido de recibir algo bueno y con un precio justo y calidez en el trato, que te hagan sentir bien, incluso especial.


Muchos han sido los momentos en mi vida como cliente o usuaria en la que he rememorado la citada frase. Y no es mi objetivo en este post hacer una reflexión sobre la necesidad de trabajar con unos altos estándares de calidad. No lo es, aunque muchos son los tratados y manuales escritos sobre el tema.

Estoy absolutamente convencida de que una inmensa cantidad de problemas ni siquiera se plantearían, si todos y cada uno de nosotros tuviéramos como lema la calidad en nuestro quehacer diario. Y pienso en cualquier profesión: el conductor de autobús (con frecuencia echo de menos que saluden), la cajera del supermercado o el director general de tu compañía de seguros. Si todos asumiéramos nuestro trabajo teniendo presente las necesidades y expectativas del cliente, cumpliendo las normas y con una necesaria dosis de flexibilidad para adaptarnos a imprevistos o situaciones urgentes, muchos de los errores, equívocos o problemas que surgen, simplemente no aparecerían.



Yo voy algo más allá, con una concepción un poco más emocional de este tema, y me centro en la parte de la calidez, o sea el trato como a una persona, con respeto, educación, naturalidad, cercanía, amabilidad y empatía. Eso sí da un diez. O más. Y cuando a uno le tratan así se va fortalecido, animado, bien predispuesto. ¿Tanto cuesta?

Parece que sí. Hay gente que va a su trabajo con la convicción de estar penando su condena y las personas a las que atienden, tienen también su parte de culpa. 

Y hay otras (quiero creer que son la mayoría) que deciden afrontar la vida con un enfoque positivo, abierto, tolerante y con la sonrisa puesta en los labios.

Siempre me pareció más rentable esta última postura. El buen talante refleja lo mismo. Es difícil responder con un exabrupto a alguien que nos atiende con un trato afable, educado, incluso cercano.


Sin embargo, en sentido contrario es fácil predisponerse con una persona que se dirige a nosotros con tono altanero, distante y transmitiendo además pocas ganas de trabajar. 

Trabajar con diligencia, con corrección y con alta calidad debería ser requisito indispensable. En cualquier ámbito, porque todos somos clientes y proveedores, todos damos y recibimos.

Y el reverso de esa moneda lo he vivido hace unos días, y recuerdo la imagen que protagonice con un regusto de amargura y sorpresa, que me dejó pensativa un buen rato: Desde hace más de tres años estoy esperando una resolución de la justicia que se ha hecho esperar, y en los últimos meses estuve llamando por teléfono de forma continuada todas las semanas para saber cómo iba el asunto (por cierto, mi abogado tiene un lema: Justicia lenta = Injusticia). Pues bien, durante todo este tiempo me han atendido en el juzgado (de la más alta instancia) diferentes funcionarios con total corrección y amabilidad, y sobre todo, empatía. Ante mis disculpas por seguir llamando con frecuencia la respuesta era invariable: ”No se preocupe”, “Estamos para eso”,  “Llame cuando quiera”,
etc.


Hace unas semanas por fin el tema se solucionó y yo me sentía en deuda con todas esas personas que me trataron con deferencia y respeto y decidí llevar unos bombones para mostrar mi agradecimiento. Cuando entré en la sala y me dirigí a ellos, todos los funcionarios me miraban con cara de estupor y por un momento pensé que me tendría que volver con los chocolates que había comprado. Nadie cogía la caja y me miraban con recelo.

Cuando por tercera vez expliqué mis razones la respuesta unánime y manifestada por algunos de ellos era “Nadie nos da nunca las gracias”, “Recibimos muchos gritos y reproches”. Salí de allí con una mezcla de tristeza y decepción, a pesar de haber cerrado de forma favorable mi asunto personal.

En efecto no estamos acostumbrados a que se nos agradezca un trato bueno, cálido, afectuoso. Nos faltan muestras de cariño, una sonrisa, un guiño, cualquier gesto o palabra que manifieste un feed back positivo. 

Es reconfortante hacer bien nuestro trabajo, (calidad) y hacerlo de forma afable (calidez). Además dan un diez.



A mí me satisface realizar mis tareas bien, me gusta que me traten con educación y cercanía y me encanta agradecer un servicio bien prestado.

También me gusta que me agradezcan cuando soy yo la que lo presto.

Agradecer y ser agradecido. Bendita costumbre.

Publicado por May Ferreira.
Executive Manager de R&H Talento y Personas



Publicado el viernes, 12 de junio de 2015 a las 13:46 por Juan Bueno

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lunes, 8 de junio de 2015

Dice un viejo proverbio que “las cosas bien hechas, bien parecen”. Esta contundente afirmación concuerda plenamente con la metodología de las 5 ESES, que con origen en la factoría japonesa de Toyota en los años 60, nos ayuda a través de un método sencillo y muy estandarizado, disfrutar de un lugar de trabajo más organizado, limpio, productivo y, en definitiva, agradable. 



Su nombre se debe a las 5 palabras que lo definen que en japonés empiezan por “S”: Seiri (Eliminar o Clasificar), Seiton (ordenar), Seiso (limipar), Seiketsu (normalizar) y Shitsuke (hábito). En inglés su nombre es “Housekeeping” y me parece que introduce un concepto muy apropiado, el de ser dueños de la casa (y actuar como tal) también en el trabajo.

Gracias a mi certificación en la metodología 5 ESES, he implantado con éxito , a lo largo de los últimos 15 años, programas de mejora de la producción basados en dicha metodología, en varias Empresas de diferentes sectores. 

La primera experiencia que se aprende es que la puesta en marcha de estos programas, ademas de requerir un profundo conocimiento de la metodología de las 5 ESES, necesitan del desarrollo en paralelo de un programa de gestión del cambio. Sin este último, todo puede quedarse en la teoría y el programa irá perdiendo pulso paulatinamente, hasta su completa desaparición. Tiempo y dinero invertido en nada.

Es necesario que las personas se apropien de la esencia de la metodología y la hagan suya, para implementar y mantener todas las mejoras

Pero ¿en que consiste la metodología 5 ESES?. Como decíamos al principio, consta de 5 fases:

La primera fase es Seiri = CLASIFICAR
El objetivo de esta fase es disponer en el área de trabajo sólo del material necesario. Por lo tanto el primer paso a dar, es distinguir entre lo necesario y lo innecesario y eliminar de esto último.

En áreas como la industrial, el beneficio es claro. Manteniendo despejada el área de trabajo y evitando pérdidas innecesarias de tiempo debido a material superfluo que nos impide encontrar lo que necesitamos de forma más rápida.

En el ámbito industrial el impacto es muy visual, pero en oficinas o puestos de trabajo administrativos también se reducen de forma considerable el número de errores o tiempos mal empleados. 


La segunda fase es Seiton = ORDENAR
Lo que toca en este momento es organizar el puesto de trabajo, de forma que el trabajador sabe de forma clara y rápida donde está todo aquellos que necesita.

Esta fase responde al lema de “cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa”.

La tercera es Seiso = LIMPIAR
Cosiste en mantener limpio el lugar de trabajo y es una consecuencia de las dos anteriores. La limpieza supone en el caso de sectores industriales, por ejemplo, dejar el lugar de trabajo recogido, las máquinas limpias y las herramientas colocadas en su sitio, etc. Además de limpiar es conveniente tener identificadas las posibles fuentes de suciedad.

Esta tarea es imprescindible cuando se trabaja a turnos, ya que los trabajadores encontrarán las instalaciones y la maquinaria lista para comenzar a trabajar desde su incorporación al puesto de trabajo. 

Esta etapa impacta claramente en la imagen que la empresa proyecta, con puestos de trabajo limpios, bien colocados, organizados y pulcros.

La limpieza, genera limpieza. Lo contrario también se contagia (y seguramente a mayor velocidad).


La cuarta es Seiketsu = NORMALIZAR
También llamada de estandarizar. Esta fase es la que permite crear unos procedimientos de trabajo por los que se convierta en hábito las formas de actuar anteriores. En este caso la empresa debe explicar y hacer saber a toda la plantilla lo que se espera de ellos con las 5 ESES, en tiempo y forma y facilitar los medios para que así sea.

La quinta y última es Shitsuke = HÁBITO
Esta es tal vez la más importante porque permite la comprobación y mantenimiento de todas las anteriores, introduciendo en concepto de disciplina en el sentido de respetar el método y llevarlo a la práctica de forma continuada.

Uno de los aspectos más significativos del método de las 5 ESES es que se aplica a través de la creación de equipos de trabajo heterogéneos, propios de la organización en la que se implanta, necesitando sólo la asesoría y acompañamiento de un especialista, consultor experto en la metodología.

La creación de estos equipos de trabajo, acompañados por el consultor son una esencial fuente de inspiración y control para todo el proceso. Los miembros del equipo deben representar todas las áreas de la empresa (así se recogen todas las necesidades y sensibilidades al respecto), asignando diferentes roles, que quedarán claramente establecidos.

El consultor ayuda a la transmisión del conocimiento sobre la herramienta y su implantación, llevando a cabo junto al equipo, sesiones de formación y sensibilización para toda la plantilla. Desde mi experiencia puedo afirmar que el grado de compromiso que se consigue con este tipo de proyectos, es altísimo por parte de los empleados, incrementando notablemente el orgullo de pertenencia a la organización. 

Hay que tener en cuenta que los resultados de implantación de las 5 ESES son espectaculares, como lo demuestran estas fotos, y las personas que han colaborado en su implantación suelen llevar por bandera el trabajo realizado para hacer de la empresa un lugar más limpio, organizado y seguro. 

Son notables los cambios, más bien diría, profundas transformaciones que han experimentado empresas del sector de la automoción, la hostelería, sector industrial, alimenticio, etc.

Otra de las ventajas que ofrece esta metodología es la autogestión que se produce tras la puesta en marcha efectiva en una empresa. En efecto, una vez imbuida toda la organización de la filosofía de las 5 ESES, el propio grupo de trabajo inicial u otro adiestrado al efecto, revisarán el mantenimiento de la herramienta con auditorías periódicas, nuevas sesiones de formación, etc. Así el papel del consultor es limitado en el tiempo, lo cual también reduce de forma significativa los costes, al convertirse las 5 ESES en una herramienta interna.



“Las cosas bien hechas bien parecen”. Las 5 ESES permiten reducir tiempos muertos, desperdicios, suciedad y contribuyen a aumentar la seguridad, la productividad y el clima organizacional. Reducen los cuellos de botella, mejoran la calidad, optimizan el stock, mejoran la organización, optimizan el uso de la maquinaria y de las instalaciones y en muchas ocasiones, incide y mejora el sistema de incentivos.
Por último, proyectan una imagen de empresa organizada y solvente.

Pasamos muchas horas al día en nuestro puesto de trabajo. Este debería ser lo más agradable posible. ¿te animas a la transformación?

(May Ferreira es Consultora certificada en la metodología 5 ESES)

Publicado por May Ferreira
Executive Manager de R&H Talento y Personas




Publicado el lunes, 8 de junio de 2015 a las 17:15 por Juan Bueno

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viernes, 5 de junio de 2015

Tengo en casa a un invitado de diecisiete años al que conozco desde que nació, que ha venido a Madrid a pasar unos días y se ha quedado a dormir para estar con mis hijos. Aunque es poco habitual a esa edad, este es muy madrugador, y cuando estaba en la cocina preparando algunas cosas ha aparecido, con su pijama azul y descalzo, con ese gesto en el que uno se rasca la nuca medio dormido como organizando su cerebro y saluda a cualquiera sin ver mucho quien está contigo. Nos hemos sentado en la mesa de la cocina, yo con una taza de café y él con un cuenco lleno de leche con cereales. Con ese gesto muy suyo, agachadando la cabeza, un brazo bajo la mesa, masticando despacio y aún con las defensas bastante dormidas, hemos charlado de algo que parece lleva tiempo haciéndole sentir bastante regular.
cereales
No hay culpabilidad por grande que sea, que pueda resolver un solo problema. La culpabilidad es una auténtica máquina capaz de alterar gran parte de nuestra vida, y somos muchos los que alguna vez hemos estado sometidos a ella. Alguien te dice algo destinado a recordarte que has sido una mala persona por algo que dijiste o no dijiste, sentiste o no sentiste, hiciste o no hiciste y tú respondes sintiéndote tan mal e incómodo en ese momento que lo que te invade no es solo un sentimiento de preocupación por lo que ocurrió sino un sentimiento de culpabilidad que repercute en tu presente inmovilizándote de alguna manera. Echarse más cereales y otro chorro de leche me permitieron seguir hablando de ese sentimiento tremendamente inútil que le invadía. Verás le dije, no hay nada menos eficaz que dejar en nuestra memoria escondido y echar mano de un recuerdo, que sirve para hacernos sentir mal. En cada momento de nuestra vida optamos y tomamos decisiones a veces muy acertadas, otras veces menos acertadas y otras muy poco acertadas. Los errores que uno puede cometer y que seguirás cometiendo no sirven para mortificarnos sino para aprender, calibrar y cambiar. Un silencio y una mirada larga, me permitió hacerle dos preguntas: ¿Cúal es la verdadera razón por la que te sientes así, lo has pensado?. El embrión que gesta la culpa, puede tener muchas formas, no cumplir las expectativas de otro, valorar que has hecho un daño irreparable, no permitirnos disfrutar cuando otro parece que no puede hacerlo... ¡da igual!.
para que

Y sobre todo...¿Para qué te sirve eso? Me explicó, explicó, argumentó y volvió a explicar todo lo que había ocurrido, lo que había querido que pasara, lo que había pensado, y no pensado, todos los porqués posibles. Cuando los cereales eran una auténtica pasta en el tazón, que yo no me hubiera comido por nada del mundo, le detuve haciendo un gesto con la mano y enseñándoselos, obediente metió la cuchara y se la llevó a la boca con un suspiro que llevaba algo de sufrimiento escondido. Bebí un sorbo de mi café ya frío y dejé mi taza en la mesa para decirle: Sigues insistiendo en lo mismo, sigues rebozándote en lo que pasó. No crees que es mejor pensar que todos tenemos derecho a ser felices, a vivir sin culpas y perdonarse cualquier decisión inadecuada. Todos tenemos cosas buenas y otras que no lo son tanto, creo que es mejor conectarnos con lo bueno que tenemos y tú tienes mucho. Llenarte de culpas, recordar lo que debimos o no debimos, es cargar con algo que sólo te vuelve a traer heridas inútiles, te estás fastidiando tontamente. Has resuelto mucho más de lo que crees.

perdonTe has equivocado y has pedido perdón públicamente, eso no es fácil, reconocer los propios errores y saber disculparse corrige la intencionalidad. Si a alguien aún no le parece suficiente o no se lo cree, no depende de ti, tenlo en cuenta. Has cambiado la forma de entender y has analizado aquello que te hizo equivocarte. Es falso que tú eres el único responsable del malestar de otras personas; también el valor que los otros dan a las palabras y sus propias reacciones dependen de ellos. Cada uno de nosotros tenemos que asumir nuestra actitud frente a los hechos y si hay desproporción en sus actos o respuestas, esas ya no son tuyas. Eres más consciente que no puedes obligar a nadie a hacer lo que tu deseas. Nadie cambia si no quiere cambiar, a veces la mejor manera de que otro cambie es no intentar cambiarlo, a mi me funciona eso. Has aprendido que nuestras decisiones y actos tienen consecuencias y hay que meditarlas y no ser sólo reactivos. A veces hay que correr riesgos y no siempre salen bien las cosas, valorar el impacto de mis actos es parte del riesgo que se asume. Sólo te queda por cambiar el autorreproche, ese sonido interno continuo que tienes, que te sigue persiguiendo y pidiendo explicaciones, que te es difícil de acallar, y que sin darte cuenta puede transformarte en alguien más callado, más temeroso en algunos momentos, y sobre todo menos alegre o espontáneo con emociones bastante desagradables o muy necias. Además estás invirtiendo demasiada energía en lo que pasó y te estás perdiendo otras cosas mejores que ahora están pasando, otras personas que han aparecido y que son estupendas también.

mas triste
Se había terminado aquel engrudo de cereales, pero al menos seguía en la mesa sentado escuchándome. Que sepas que no tengo ninguna compasión ni por ti ni por tus equivocaciones, y por esa mucho menos, no fue tan tremendo, a mi no me lo parece hasta tuvo su gracia, reconócelo. Te queremos como eres, y eso te debe servir para que dejes de flagelarte y además para que laves tu tazón y recogas tu cama. La sonrisa que apareció en ese instante, idéntica a la de su madre valía una fortuna, y no desaprovechó el momento para contarme el detalle más morboso de esa historia que yo conocía muy bien y que me hizo soltar a pesar de todo un ¡¡de verdad que dijo eso!!!, ¡¡¡y lo guardas!!!, ¡¡¡eso es un auténtico tesoro!!!, tenemos que escribir algo sobre ese episodio ¿qué te parece?, nos reímos los dos. 
la-sonrisa
Sé que lo conseguirá, ser buena persona juega a su favor. Dejo encima de la mesa para pensar que muchas veces... cuando la culpa es de todos, la culpa no es de nadie. (Concepción Arenal)...¿o debería estar repartida?.

Publicado por Mila Guerrero.
Manager I+D+i de R&H Talento y Personas

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Publicado el viernes, 5 de junio de 2015 a las 19:17 por Juan Bueno

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