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lunes, 31 de julio de 2017

Hoy empiezan las vacaciones para muchos de nosotros.

Te dejamos esta guía práctica sobre cómo aprovechar las vacaciones para reflexionar y crecer profesionalmente.


Esperamos que la disfrutes.



















Publicado por Juan Bueno.
Managing Partner de R&
H Talento y Personas



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Publicado el lunes, 31 de julio de 2017 a las 19:53 por Juan Bueno

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miércoles, 27 de enero de 2016

La educación empieza en la familia y sigue y se extiende a todas las áreas de la vida incluido el colegio, la universidad o cualquier centro donde se reciba formación. Pero no son éstos los encargados de educar a nuestros hijos, o nuestros jóvenes. En el colegio reciben conocimientos y habría que enseñarles el camino adecuado para poner en práctica la educación recibida en sus casas.


Sin embargo asisto con cierto estupor a muchas situaciones en las que los padres e incluso el conjunto de la sociedad parecen exigir que sean los colegios y sus profesores los responsables de la educación de nuestros hijos. Es cierto que en la actualidad tanto madres como padres no lo tenemos fácil para dedicar tiempo a nuestros hijos; corremos de un lado para otro atendiendo al trabajo, la casa, la familia, actividades extraescolares, alguna que otra afición (a la que arañamos horas como podemos). Además deberíamos dedicar tiempo de calidad. Resulta complicada la tarea de educar a los hijos cuando llegamos a casa tarde, muy tarde (esos horarios locos que nos machacan) y tan cansados que pocas fuerzas nos quedan para regañar, poner límites o explicar y escuchar. Después de jornadas exhaustas es fácil caer en la tentación de ser más permisivo o dirigir la mirada hacia otro lado antes de enfrentarnos a más esfuerzos.

Tremendo error porque ni las guarderías ni los colegios, ni más tarde la universidad o los institutos se pueden convertir en un “aparcamiento” donde dejar a los chicos confiando en que aprenderán y les educarán mientras nosotros nos dedicamos a jornadas laborales intensas.

La familia, el hogar es el lugar idóneo para mostrar los valores básicos con los que esa unidad familiar se enfrenta al mundo, a la vida en definitiva. Y es cierto que es conveniente que exista una coherencia y una afinidad de argumentos con el centro escolar, pero el colegio creo que es un complemento. Siempre he esperado que la educación que reciben mis hijas en casa se vea refrendada por el centro en el que desarrollan sus estudios, y les transmitan el valor de la solidaridad, el respeto, la honradez y los buenos modales, pero esos ya los deben llevar inculcados.

El colegio les debe transmitir conocimientos y hábitos de estudio, de trabajo en equipo, o desarrollar unas estrategias de comunicación eficaz, pero no sólo hay que convertirlos en “pitagorines”, si no en personas de bien, con habilidades para desenvolverse en un mundo muy cambiante y exigente.

Pero esos valores deben estar presentes en el hogar. Si nuestros hijos no están familiarizados con los límites, el esfuerzo o la recompensa sería una labor titánica la que tendrían que hacer los colegios para que nuestros hijos los interiorizaran.

Creo firmemente en el valor del ejemplo. En todos los ámbitos. No hay teoría que tenga más fuerza que imitar a aquellas personas que admiramos y queremos. Así los padres, o abuelos nos podemos convertir en el mejor de los mentores, en ese espejo en el que nuestros hijos se pueden ver reflejados. Y del mismo modo lo hacen los profesores. Todos influimos de una forma extraordinaria en esos pequeños que serán nuestras generaciones del futuro.
Las dificultades, que indudablemente nos encontraremos a lo largo de nuestra vida, serán más fáciles de gestionar si hemos desarrollado adecuadamente capacidades como el análisis y la reflexión que nos lleva a la toma de decisiones; la tolerancia a la frustración cuando las cosas no salgan como queremos o la empatía con los demás para entender y respetar puntos de vista distintos o posiciones enfrentadas.

Unos niños educados, sensibles, respetuosos y solidarios se pueden convertir en unos adultos sanos y responsables. Pero cuando faltan esas bases de valores, aunque tuviéramos muchos conocimientos de geografía, matemáticas o tecnología no garantiza nada más que eso: atesorar sabiduría simplemente.

Recuerdo que un jefe que tenía en una multinacional siempre afirmaba “contratamos a la gente por su curriculum y les despedimos por su actitud”. 

La buena educación y los modales correctos no están pasados de moda. Al contrario, más que nunca, son necesarios para vivir en armonía en una sociedad endurecida y a veces distante. 

Las personas aprendemos por imitación a lo largo de toda nuestra vida. Siempre hay alguien que nos observa, que se proyecta en nosotros. Imagínate tu responsabilidad cuando esa persona es tu hijo/a.

No descuidemos la educación de nuestros hijos. Por favor y gracias

Publicado por May Ferreira.
Executive Manager de R&H Talento y Personas


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Publicado el miércoles, 27 de enero de 2016 a las 20:19 por Juan Bueno

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miércoles, 4 de marzo de 2015

Los que no somos nativos digitales encontraremos en el Reverse Mentoring una útil herramienta, ya que en la mayoría de los casos los Mentores serán más jóvenes que nosotros.
Juan Bueno




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Publicado el miércoles, 4 de marzo de 2015 a las 23:17 por Juan Bueno

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domingo, 25 de enero de 2015


El coaching surgió en el mundo empresarial español como una herramienta de crecimiento y desarrollo profesional  con la que superar dificultades laborales, encontrar nuevas perspectivas, hasta entonces desconocidas, adquirir el desarrollo de determinadas habilidades o alcanzar áreas de mejora profesional. 
Antes de la irrupción de la crisis se estaba convirtiendo en un proceso de Desarrollo que a través de programas, mayoritariamente externos, cobraba vida en las Empresas de nuestro país. Sobre todo porque conseguía buenos resultados. Alumbraba el camino de forma individualizada y "ad hoc" a cada directivo o profesional, marcando así una distancia importante con aquellas acciones formativas para el desarrollo de habilidades gerenciales que lo hacían de forma colectiva. La formación se había convertido en el “café para todos”, con grupos en ocasiones heterogéneos, con diferentes niveles y objetivos no alineados. Así en la mayoría de los casos, los resultados de aprendizaje  eran pobres y la transferencia al puesto de trabajo, paupérrima.
Por contraposición el coaching ofrecía programas totalmente individualizados y  ayudaba a los coachees  (sus clientes en definitiva)  a trabajar one to one con sus áreas de mejora. Los precios también estaban en consonancia con ese entrenamiento (volviendo al origen de la palabra coach) y se pagaban altas  cantidades por sesión.

La fuerte recesión económica, que llegó a nuestras vidas a partir de 2007, fue poniendo las cosas en su sitio. Desaparecieron algunas empresas de formación, que apenas ofrecían valor añadido y el precio de las sesiones de coaching empezó a ajustarse.

En mi entorno personal y profesional tengo amigos coach y he descubierto, no exento de cierta sorpresa, que el coaching sigue teniendo tirón entre los profesionales españoles, a los que ni siquiera la crisis ha desanimado para buscar a esa persona que les pueda ayudar en su crecimiento, tanto personal como profesional. Conozco incluso personas que dado que sus Empresas no contemplan  estos programas dentro de sus planes de desarrollo, recurren a un coach y se lo pagan de su bolsillo.
Sin embargo, a donde quiero llegar es al contenido de esas sesiones de coaching. Que si bien en la mayoría de los casos se plantean como coaching ejecutivo, derivan con frecuencia en coaching life.
Me explico,  si bien el objetivo inicial es tratar casos relacionados con el entorno profesional, tales como alcanzar nuevos horizontes profesionales,  superar dificultades con el equipo, solucionar problemas de cohesión, superar resistencias al cambio, etc., lo cierto es que se acaba hablando de muchos aspectos personales: La falta de comunicación, la pérdida de valores, y en definitiva, la soledad.
Sorprende analizar esas sesiones  y comprobar que en ocasiones el coachee sólo necesita que alguien le escuche, percibir una auténtica escucha activa o verbalizar sus dificultades. Se convierte así el coaching en un tipo de terapia light que, en parte, desvirtúa su esencia.
Pero ¿qué se puede hacer en estos casos? Creo que escuchar con respeto, y tal vez nada más.
La gente vive momentos de desánimo,  la situación económica, el fuerte nivel de desempleo, los casos de corrupción, los desahucios, la inseguridad en el futuro....  Todo eso hace necesario un cierto apoyo, casi cariño, de alguien con quien compartir esas cuitas, que si no se manifiestan hacia el exterior, se pueden convertir en un molesto agujero interno, que no nos deja salir a flote.
Si los coachs asumen ahora esa función, ¡bienvenida sea!. Espero y confío que este clima de desánimo en el que nos encontramos inmersos, necesariamente pasajero, lo superaremos  y las aguas volverán de nuevo a su cauce.
Juan F. Bueno



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Publicado el domingo, 25 de enero de 2015 a las 19:42 por Juan Bueno

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martes, 20 de enero de 2015

 

A lo largo de la vida profesional se conoce a muchas personas Y cuanta más larga es la vida profesional, mayor es el número de personas con quien se ha tenido la oportunidad de interaccionar. Algunas que son un honor y un placer, tanto por lo que saben cómo por lo que comparten, y otras…. más limitadas, más cicateras, poco dispuestas a entender que el saber y el conocimiento es un recurso ilimitado, y que no se gasta, no se agota, al contrario se multiplica y que precisamente lo hace por la interacción con los demás.

 


 
Recuerdo desde pequeña una frase de mi abuelo (un hombre hecho a sí mismo, de condición humilde, que todo lo logró a base de esfuerzo y estudio) que me decía “únete siempre a la gente que sabe, porque algo te quedará”. Y reconozco que ese Mentor, tan querido por mí, atesoraba una sabiduría infinita y una enorme generosidad. Ese es el espejo en el que me gusta verme reflejada. Son valores que trato de inculcar en mis hijas porque intuyo que sobre ellos se podría sustentar una sociedad mejor, un mundo mejor.
 
Mi añorado "papi" (un referente para todos sus nietos) era un lector empedernido y muy aficionado a la escritura y reflexiones de Antonio Machado, y le gustaba usar a veces sus citas para ilustrar o explicar ideas que en palabras del gran poeta sevillano adquirían otro realce. Esta es una de las que recuerdo: “en cuestiones de cultura y saber sólo se pierde lo que se guarda; sólo se gana lo que se da”.
 
Todos estos pensamientos se agolpan en mi cabeza cuando recientemente he encontrado personas que proclaman justo lo contrario y que se atreven a reprochar agriamente a otros profesionales que usemos las mismas herramientas, porque tratan de diferenciarse a través de ellas. Pero cuidado, no hablo de personas que sean creadoras de esas técnicas o herramientas, ¡No! son simples usuarios o consumidores, como tú o como yo, pero que tienen la infinita osadía (aunque quizá haya que utilizar la palabra ignorancia) y la desfachatez de recomendarte el no uso de determinadas herramientas, porque las utiliza su Empresa.
 
La primera reflexión que a uno le viene a la mente (absurda, como no puede ser de otra manera) es ¿habrá adquirido el copyright de esas herramientas?. Y cuando se van desgranando, una a una, las técnicas y herramientas  en cuestión, se acaba concluyendo que a veces la paranoia, la ceguera, la falta de miras, la inseguridad, en definitiva la falta de profesión, es lo que motiva a determinadas personas a apropiarse de herramientas de uso común.  
 
El conocimiento es un bien público y si alguien lo entiende de otra manera, simplemente ya no está en este mundo. ¿Cómo se puede alguien querer apropiar de herramientas como los Mapas Mentales (Tony Buzan, su creador, estará encantado de su uso y difusión); el Mentoring; el Coaching ejecutivo; Coaching de equipos; Storytelling; el Brain Gym,  la Psicología Positiva; el Neuromanagement; la Inteligencia Emocional aplicada a las organizaciones (que hubiera ocurrido si Daniel Goleman no hubiera compartido el resultado de sus estudios e investigaciones?); el Diagrama de flujo; SCAMPER (su creador Alex Osborn ¿qué preferirá: que se difunda y se utilice o que se guarde en un cajón?); el Pensamiento lateral (si Eduard de Bono lo hubiera guardado en secreto todos seríamos un poco más ignorantes); el Team building; Neuroliderazgo; Aprendizaje emocional; la creatividad en la toma de decisiones;  y qué decir de todas las últimas tendencias relativas al trabajo (worknetting) o Aprendizaje colaborativo que está en la base de verdaderas relaciones profesionales. En fin, la lista podría ser larga.
 
Stephen Covey lo llama en su famoso libro “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”, “el principio de la abundancia”, y se basa en que hay demasiado conocimiento para compartir, éste es infinito y se multiplica de forma permanente (sólo hay que echar un vistazo a Internet). Por lo tanto sentirse amenazado y tratar de esconder lo que uno hace como cuando era pequeño y se tumbaba literalmente encima de su examen para que el compañero de pupitre no pudiera copiar, es simplemente mezquino, propio de mentes cicateras e inseguras y cuyo recorrido profesional está abocado al fracaso.
 
Nuestro conocimiento está estrechamente ligado a nuestra identidad, a nuestra idiosincrasia y precisamente la riqueza está en cómo cada uno de nosotros, le ponemos nuestro propio sello profesional y personal. Por último  es importante mencionar que cuando una idea o herramienta me interesa porque es de calidad y le veo aplicación en mi trabajo quiero ser parte activa en su difusión, conocimiento, aprendizaje, en definitiva, en su éxito. Y si alguien cree que el conocimiento, la ciencia o el saber es de su propiedad y no desea compartirlo, incluso tiene la osadía de prohibirlo, me temo que su sitio está en un paraje muy alejado y solitario…. Tal vez la Pampa argentina, un desierto australiano o la sabana, pero no el mundo real que nos ha tocado vivir.
 
 
Acabo como empecé, recordando a mi abuelo y aquella frase que, hoy más que nunca, es un lema: “únete siempre a la gente que sabe, porque algo te quedará”.

May Ferreira

 
 



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Publicado el martes, 20 de enero de 2015 a las 12:44 por Juan Bueno

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martes, 9 de diciembre de 2014

El último Newsletter del año con nuestro deseo de un Feliz 2015. 
 
Dejamos atrás un año duro y difícil. Uno más de este largo ciclo que parece que toca fondo.
Hemos aprendido muchas cosas y ese bagaje de experiencias vividas nos debe servir para afrontar el futuro con cautela y además con optimismo.
Os deseamos un año 2015 cargado de prosperidad, trabajo, salud y resultados.



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Publicado el martes, 9 de diciembre de 2014 a las 10:49 por Juan Bueno

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domingo, 7 de diciembre de 2014

Descubre los Beneficios del Mentoring para las Personas y las Organizaciones.
 
















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Publicado el domingo, 7 de diciembre de 2014 a las 11:48 por Juan Bueno

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