sábado, 14 de febrero de 2015

El discurrir de la vida nos hace conocer personas brillantes y humanamente admirables y otras mediocres, soberbias, viscerales, y en definitiva, susceptibles de ser olvidadas y apartadas cuanto antes. Pues bien, la vida, que nos depara de todo, puso en mi camino recientemente a algunas de estas últimas.



Como de todo se obtiene un aprendizaje voy a tratar de hacer un análisis objetivo de aquello que desconocía y ahora como he vivido, puedo contar de primera mano. Estas personas, digamos tóxicas, son una fuente de inspiración para la explicación de conceptos y sentimientos, ya que todo en ellas se expresa de forma exagerado, brutal. Descontrolado. Y además, he podido comprobar in situ que en ellas se exponen de forma nítida algunos tópicos, magistralmente expresados en el refranero español. 

La emoción que he descubierto a través de esta situación profesional ha sido la IRA. En mayúsculas. He podido sentir como esa persona que experimentaba una intensa ira concatena una serie de actividades profundamente estúpidas y cargadas de resentimiento, con dos consecuencias claras: poner en evidencia su personalidad torticera y llevar a cabo una serie de acciones ridículas (prohibiciones, amenazas, carta de un pseudo abogado). Resulta patético el resultado.

Sin embargo lo importante no es mi propia experiencia personal, sólo significativa para mí, sino el análisis de la vivencia, que es lo que quiero compartir desde este post.
La ira es una emoción básica que debemos permitirnos sentir. Produce una desazón y un dolor que de alguna forma se tiene que expresar para no convertirse en dañino y quedarse dentro de nosotros. La dificultad radica en conocer y reconocer esa emoción que nos invade, saber sus causas y a partir de ahí ejercer alguna técnica de autocontrol que nos permita dominarla y gestionarla. Detrás de la ira surge un torrente de energía, que si no sabemos tratar se puede convertir en nuestro peor enemigo, cargándonos de negatividad y hasta afectando a nuestro estado de ánimo y nuestra salud. Ese caudal de energía que lleva a esa persona a colocarse en una situación grotesca y necia se puede transformar en energía positiva que se puede convertir en mi compañera,  mi aliada.
Homans relaciona la ira y la culpa con la violación del principio de justicia.
José Antonio Marina afirma al respecto lo siguiente: “una persona (y por extensión, una cosa) me ha ofendido o ha obstaculizado la realización de mis deseos, lo que me provoca una reacción violenta contra el causante. Si puedo vengarme, la ira se desfoga y vuelvo al estado original. Si no puedo desahogarme, sólo hay tres posibles desenlaces de la historia: olvido, perdono o mantengo viva la irritación”.

En este caso, la ira se encona, se vuelve rancia, y de esta palabra deriva rencor, que los diccionarios antiguos definen como “cólera envejecida”.

Dominar nuestros pensamientos y sentimientos para que no nos perjudiquen claramente es un ejercicio complejo pero muy interesante, que yo misma estoy practicando. Sobra decir que esta situación vivida con esas personas indeseables (en este caso la protagonista es animada o aleccionada por alguna acólita, que le ríe las gracias, le anima y le incita) ha sido para mí una puesta en práctica de todo lo que ahora comento.
Ese trato recibido, ofensivo y provocador, generó en mí unas irrefrenables ganas de respuesta inmediata, tan insolente y desmedida como la que yo había recibido. Pero decidí esperar un cierto “enfriamiento”,  y tratar de gestionar mis emociones. Mi marido, conocedor de la situación me dijo :“Tu perseverancia y tu tesón están mejor empleados en personas a las que admiras y quieres” me dijo, y añadió “escribe unas líneas y analiza cuál es el aprendizaje de esto que has vivido”.
Esta conversación con él me trajo al recuerdo una cita famosa “el aprendizaje es experiencia, todo lo demás es información”. Esa experiencia, aunque ha provocado malestar en mí, se puede convertir en una fuente de inspiración importante para desarrollar conceptos que he conocido en esta persona, y que como decía al principio se pueden explicar con el refranero: “dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Empresaria minúscula con dos o tres empleados que, cómo los tanques hinchables de  Sadam Husein en la tormenta del desierto, se multiplican exponencialmente para impresionar a las visitas (autodenominada Directora General); pretendido desinterés hacia el dinero cuando éste desencadena constantemente  auténticas peleas de gatas; soberbia infinita disfrazada de falsa modestia; trato encantador y amable con los clientes y mordaz,  altanero,  humillante y hasta vejatorio con los empleados (salvo con su acólita que le jalea cual palmero, es "la voz de su amo"); mentiras o falsas verdades en torno a su vida privada para proyectar una imagen inexistente y un afán desmedido por controlarlo todo. La persona poseedora de todas estas cualidades se suele ver a sí misma como asequible, orientada a personas, de talante moderado y comprensivo y muy muy profesional. No hay más que añadir. ¿recordáis la Ventana de Johari?. Otra interesante herramienta para explicar cómo nos vemos a nosotros mismos, y cómo nos ven los demás.
Si la ira no te devuelve tu propio reflejo porque el espejo se ha teñido de negro, sacúdete esa emoción, y esa energía conviértela en fuerza de voluntad, decisión y empuje para seguir con tu vida. El espejo volverá a reflejar la luz de tu mirada. Adiós Directora General de tus miserias.
May Ferreira



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Publicado el sábado, 14 de febrero de 2015 a las 19:59 por Juan Bueno

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lunes, 2 de febrero de 2015

Descárgate gratis el ebook sobre Tendencias actuales en Formación de Directivos, Mandos y Técnicos: Nuevos tiempos, nuevos modelos. Aquí

https://nebula.wsimg.com/e52ff6decb9cd4257d798adcb2dec06f?AccessKeyId=566E78B74274A7C0A52A&disposition=0&alloworigin=1



Este ebook nos permite adentrarnos en algunas de las claves que hacen de la Formación un elemento estratégico para la competitividad de las organizaciones.
Muchas de las técnicas y herramientas formativas, que eran habituales hace muy poco tiempo, ahora ya no resultan adecuadas o no producen los resultados esperados.
Las técnicas propuestas en este ebook son el resultado de una profunda reflexión acerca de la eficacia del binomio: esfuerzo realizado versus resultados alcanzados.
Esta reflexión se traduce en un rediseño conceptual de las políticas y  estrategias de Formación, acordes con nuevas generaciones de Directivos, Mandos y Técnicos que se enfrentan a retos cada vez más desafiantes, en entornos muy cambiantes y a gran velocidad y de casi constante incertidumbre.
Estas nuevas técnicas y herramientas se han diseñado para despertar el interés y mejorar los resultados de la Formación, de manera notable y con una inversión en tiempo y dinero, mucho más alineada con los requerimientos y exigencias del momento.
Los nuevos modelos de Management exigen la puesta en marcha de programas eficaces de gestión del Talento que sean capaces de generar ilusión y engagement entre los colaboradores. Algunas claves para el logro de estos objetivos, las podemos encontrar  en torno a conceptos como el Neuromanagement, el Autoliderazgo, el Mentoring o el Storytelling.
Conceptos todos ellos desarrollados en el ebook: Nuevos tiempos, nuevos modelos:  Tendencias actuales en Formación.
Documento de rápida lectura y fácil comprensión cuyo objetivo es invitar a la reflexión a los responsables de desarrollo de talento de las organizaciones sobre el uso más adecuado de las nuevas técnicas formativas existentes hoy en día en el ámbito de la Formación.
Juan Bueno



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Publicado el lunes, 2 de febrero de 2015 a las 19:36 por Juan Bueno

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El país entero está en rebajas. El paisaje urbano se adorna con carteles y publicidad que exponen la excelencia de la reducción de precios y el mantenimiento de la calidad.

Pues no, digamos que es una inexactitud, o una exageración o tal vez una falacia. Y no hablo de ropa y complementos (según la OCU es ahí donde los españoles empleamos los euros que gastamos en rebajas), hablo de algunos elementos o características que me parecen esenciales en las organizaciones y en las que veo más rebajas de las que me gustaría.


Sin duda vivimos, padecemos pero también disfrutamos una época única, llena de dificultades y oportunidades. Tal vez un poco extrema, lo admito, pero es un momento en que se requieren muchas habilidades sociales, ampliamente adiestradas o en su grado de excelencia. Ya ha sido objeto de comentario en posts anteriores que no es la inteligencia ni el buen curriculum el que determina alcanzar el éxito profesional. Hay otros indicadores, como la Inteligencia Emocional o el dominio de esas mencionadas habilidades, mucho más determinantes a la hora de marcar la senda del triunfo o el fracaso.
Pero a pesar de todo lo anterior, aprecio últimamente rebajas en esas competencias imprescindibles, en las que la aplicación de descuentos no son más que un claro perjuicio para las organizaciones y sus empleados. El Liderazgo al 50%, anímese, se podrá llevar un líder un poco sombrío, que jefea más que inspira, que ordena más que convence y cuya orientación a las Personas es similar a la sensibilidad del aparador que preside mi comedor. Pero su precio es la mitad, ¡no se lo puede perder!, animan los luminosos publicitarios. Peor es la oferta de 3x2 de algunos supermercados. Si se lleva dos líderes mediocres le regalamos el tercero. Y lo peor es que esa disminución en el precio va acompañada de una clara aminoración de sus cualidades.
Y esos líderes mermados los colocamos al frente de organizaciones importantes. Mi suegra siempre lo decía: “lo barato sale caro”. Y cuando tienes un jefe tóxico, adquirido en temporada de saldos, la devolución se convierte en complicada.
Las rebajas alcanzan el 70% en productos especiales, como la empatía, la tolerancia al error o la capacidad de plantear objetivos retadores e ilusionantes. Y no importa de quién es la culpa o la responsabilidad (esta palabra me gusta más), lo cierto es que esas tentadoras ofertas llenan los escaparates, cuidadosamente decorados. Craso error. Esas mermas sólo sirven para debilitar el valor de los equipos y la capacidad de liderar de los que están al frente.

Hay competencias en las cuales no vale la moderación, bien al contrario debería primar la exageración, el exceso, la abundancia. La restricción de algunas de ellas aminoran los recursos que tienen las Empresas para hacer frente a un mercado tan rápido como cambiante. No veamos sólo como se desinfla el precio, porque en ocasiones la calidad va a determinar mucho más el futuro, y lo que hoy pagamos con depreciación monetaria y nos parece un ahorro para el bolsillo mañana se convertirá en un menoscabo considerable para nuestra organización.

Me encantan las gangas en un modelito ideal que vi a principio de temporada, o en unos zapatos estupendos, pero en las personas y valores que tienen que formar parte de mi organización prefiero pagar el precio justo, ni más ni menos, y prefiero huir de ofertas que a la larga son onerosas.

Las rebajas, sólo en los grandes almacenes. Para el resto, lo mejor, y de lo mejor, lo superior.

May Ferreira




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Publicado el a las 19:25 por Juan Bueno

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miércoles, 28 de enero de 2015

Por esto de las navidades, se hacen y reciben llamadas de amigos con quien hace tiempo no hablas.


 Hace unas  semanas  me llamó uno al que aprecio mucho  y hacía tiempo no hablábamos. La última vez que estuvimos juntos en verano quedamos en la terraza que hay debajo de su oficina a tomar café a mitad de la mañana. La terraza acristalada nos permitió  uno de esos encuentros tranquilos que hemos tenido algunas veces. Volvimos a hablar de esas cosas que por teléfono se tratan más superficialmente, de los niños, de las notas de los niños, de amigos comunes, de los planes para ese verano, del negocio y de algunas cosas más personales. En nuestra despedida ese día me dijo que su pareja le curioseaba el móvil con frecuencia y había visto el mensaje para vernos y que como siempre está muy suspicaz con todo, que casi era mejor evitar que lo supiera. De acuerdo dije, no te preocupes.

Cuando el otro día volvimos a vernos volvió a insistir: Es mejor que no sepa que hemos hablado, se preocupa mucho pensando que comentamos sus cosas y sufre inútilmente, lo pasa mal y luego lo pagamos todos innecesariamente.

Me sorprendió esta vez  la petición, casi nunca hacíamos referencias a cosas de su mujer, pero no dije nada, aunque si me hizo reflexionar sobre un tema que he tratado en muchos momentos con mis clientes en la consulta.
Buscamos significados en las cosas que vemos, leemos o vivimos en referencia a nosotros mismos y nuestra forma de interpretar el mundo, pero no siempre es así como lo vemos.
El psicólogo Chris Argyris llamó a este proceso “la escalera de la inferencia”, un proceso por el cual, a partir de ciertos datos seleccionados, asignamos un significado a ciertos eventos, y basándonos en nuestras creencias, extraemos conclusiones que guían nuestras acciones. Hacemos estas operaciones diariamente, cientos de veces sin darnos cuenta, y sin darnos cuenta a veces que son errores de interpretación.

 Subo de la planta 2 a la 3 de mi oficina y me cruzo con un compañero con el que ayer en una reunión tuve una discrepancia e inmediatamente supongo que está enfadado conmigo solo porque ayer tuvimos ese desencuentro, y no soy capaz de alejarme de ese pensamiento y buscar la posibilidad entre otros de que puede que no me haya visto.
Una amiga hace un comentario sobre un peinado y pienso que se refiere al  mío, sin pensar que es posible que en su cabeza estén los de otra persona.
Alguien habla de algo o leo una nota de alguien sobre un tema y no me paro a pensar sino que es por mi por quien hacen el comentario, sin ver cinco líneas más abajo que otra persona también se lo ha atribuido, y que puede que no sea ni para una ni para otra, sino una concatenación de detalles de diferentes escenarios que nada tienen que ver con ninguna.
Y esa información en la que nos fijamos está filtrada por nuestros juicios previos. A las personas nos gusta que lo que llamamos “la realidad” sea coherente con nuestros esquemas, con lo que siento y he construido en mi mente durante meses y meses, y esto nos hace inferir que lo que ocurre responde exactamente a ese esquema mental que poseemos, que se ha ido configurando a lo largo de nuestra existencia según nuestras experiencias concretas, miedos, deseos, incidentes etc…, y busco a otras personas que me los refuercen y den la razón dándoles solo aquellos detalles que yo he valorado como certeros.
Una inferencia no es una realidad, sino un simple producto del pensamiento pero al que damos el mismo valor que a la realidad.
El proceso que sigue nuestra mente parte de que:
  1. Seleccionamos de todo lo que ocurre ciertos datos y no todos los que existen.
  2. Interpretamos lo seleccionado y construimos con nuestras palabras una historia que explica el significado que los datos seleccionados tienen.
  3. Nuestra mente explica la situación estableciendo relaciones de causa y efecto.
  4. Se decide cuál es la respuesta conveniente a la situación. Aquí es cuando elaboramos una respuesta emocional para ese momento.
Puede parecer un proceso lineal, pero en realidad es más un proceso circular en donde las emociones generadas en el último peldaño influyen directamente en la selección de datos que vamos a realizar a partir de entonces. Es como arrastrarse por las emociones sin abandonarlas.

El único antídoto contra los malentendidos y enfrentamientos a que da lugar el uso de inferencias es detectarlas tan pronto como aparecen en la conversación y examinarlas despacio, quizás contrastarlas.

Y esto es muy simple, basta con primero reflexionar que se ha detectado una posible inferencia, y segundo, pedir a la persona que emitió cierta información la confirmación de que efectivamente de eso se trata y no de otra cosa. El tercer paso consiste en descender la escalera de inferencias, viendo qué datos se han usado para llegar a la conclusión a examen. Así, se tiene oportunidad de repasar conjuntamente todo y valorar si son incompletos o si se han interpretado de una forma equivocada.

Las implicaciones de esta escalera de razonamiento condicionan lo que hacemos y lo que sentimos. Nuestros actos son la consecuencia de ella. No somos en muchos momentos capaces de encontrar otras maneras de pensar, interpretar o preguntar, de hacer valoraciones fuera de nosotros mismos, otras forma de ver los acontecimientos que nos alejarían de las atribuciones en muchas ocasiones negativas sobre los hechos.
Con las premisas únicas se ciega la posibilidad de generar nuevas conversaciones que permitan, no solo identificar realmente si lo que se ve tan claro es la causa real de las situaciones, sino que además y en función de la información que de esta nueva conversación se derivara, podríamos influir positivamente en algún cambio de comportamiento.
Los enemigos no existen, solo existen los malentendidos mal encauzados. Por eso cuando malinterpreto me causo un daño innecesario que se resolvería preguntando ¿es así como lo he interpretado?

Y dejo encima de la mesa para pensar y a quien pueda malinterpretar lo que oye, lo que lee, lo que piensa, lo que le dicen… que se siente y  pregunte.
Mila Guerrero
Visitar el Blog de Mila aquí



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Publicado el miércoles, 28 de enero de 2015 a las 13:42 por Juan Bueno

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lunes, 26 de enero de 2015

 
El arte de formar y emocionar a través de las historias.
 



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Publicado el lunes, 26 de enero de 2015 a las 8:54 por Juan Bueno

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domingo, 25 de enero de 2015


El coaching surgió en el mundo empresarial español como una herramienta de crecimiento y desarrollo profesional  con la que superar dificultades laborales, encontrar nuevas perspectivas, hasta entonces desconocidas, adquirir el desarrollo de determinadas habilidades o alcanzar áreas de mejora profesional. 
Antes de la irrupción de la crisis se estaba convirtiendo en un proceso de Desarrollo que a través de programas, mayoritariamente externos, cobraba vida en las Empresas de nuestro país. Sobre todo porque conseguía buenos resultados. Alumbraba el camino de forma individualizada y "ad hoc" a cada directivo o profesional, marcando así una distancia importante con aquellas acciones formativas para el desarrollo de habilidades gerenciales que lo hacían de forma colectiva. La formación se había convertido en el “café para todos”, con grupos en ocasiones heterogéneos, con diferentes niveles y objetivos no alineados. Así en la mayoría de los casos, los resultados de aprendizaje  eran pobres y la transferencia al puesto de trabajo, paupérrima.
Por contraposición el coaching ofrecía programas totalmente individualizados y  ayudaba a los coachees  (sus clientes en definitiva)  a trabajar one to one con sus áreas de mejora. Los precios también estaban en consonancia con ese entrenamiento (volviendo al origen de la palabra coach) y se pagaban altas  cantidades por sesión.

La fuerte recesión económica, que llegó a nuestras vidas a partir de 2007, fue poniendo las cosas en su sitio. Desaparecieron algunas empresas de formación, que apenas ofrecían valor añadido y el precio de las sesiones de coaching empezó a ajustarse.

En mi entorno personal y profesional tengo amigos coach y he descubierto, no exento de cierta sorpresa, que el coaching sigue teniendo tirón entre los profesionales españoles, a los que ni siquiera la crisis ha desanimado para buscar a esa persona que les pueda ayudar en su crecimiento, tanto personal como profesional. Conozco incluso personas que dado que sus Empresas no contemplan  estos programas dentro de sus planes de desarrollo, recurren a un coach y se lo pagan de su bolsillo.
Sin embargo, a donde quiero llegar es al contenido de esas sesiones de coaching. Que si bien en la mayoría de los casos se plantean como coaching ejecutivo, derivan con frecuencia en coaching life.
Me explico,  si bien el objetivo inicial es tratar casos relacionados con el entorno profesional, tales como alcanzar nuevos horizontes profesionales,  superar dificultades con el equipo, solucionar problemas de cohesión, superar resistencias al cambio, etc., lo cierto es que se acaba hablando de muchos aspectos personales: La falta de comunicación, la pérdida de valores, y en definitiva, la soledad.
Sorprende analizar esas sesiones  y comprobar que en ocasiones el coachee sólo necesita que alguien le escuche, percibir una auténtica escucha activa o verbalizar sus dificultades. Se convierte así el coaching en un tipo de terapia light que, en parte, desvirtúa su esencia.
Pero ¿qué se puede hacer en estos casos? Creo que escuchar con respeto, y tal vez nada más.
La gente vive momentos de desánimo,  la situación económica, el fuerte nivel de desempleo, los casos de corrupción, los desahucios, la inseguridad en el futuro....  Todo eso hace necesario un cierto apoyo, casi cariño, de alguien con quien compartir esas cuitas, que si no se manifiestan hacia el exterior, se pueden convertir en un molesto agujero interno, que no nos deja salir a flote.
Si los coachs asumen ahora esa función, ¡bienvenida sea!. Espero y confío que este clima de desánimo en el que nos encontramos inmersos, necesariamente pasajero, lo superaremos  y las aguas volverán de nuevo a su cauce.
Juan F. Bueno



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Publicado el domingo, 25 de enero de 2015 a las 19:42 por Juan Bueno

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martes, 20 de enero de 2015

 

A lo largo de la vida profesional se conoce a muchas personas Y cuanta más larga es la vida profesional, mayor es el número de personas con quien se ha tenido la oportunidad de interaccionar. Algunas que son un honor y un placer, tanto por lo que saben cómo por lo que comparten, y otras…. más limitadas, más cicateras, poco dispuestas a entender que el saber y el conocimiento es un recurso ilimitado, y que no se gasta, no se agota, al contrario se multiplica y que precisamente lo hace por la interacción con los demás.

 


 
Recuerdo desde pequeña una frase de mi abuelo (un hombre hecho a sí mismo, de condición humilde, que todo lo logró a base de esfuerzo y estudio) que me decía “únete siempre a la gente que sabe, porque algo te quedará”. Y reconozco que ese Mentor, tan querido por mí, atesoraba una sabiduría infinita y una enorme generosidad. Ese es el espejo en el que me gusta verme reflejada. Son valores que trato de inculcar en mis hijas porque intuyo que sobre ellos se podría sustentar una sociedad mejor, un mundo mejor.
 
Mi añorado "papi" (un referente para todos sus nietos) era un lector empedernido y muy aficionado a la escritura y reflexiones de Antonio Machado, y le gustaba usar a veces sus citas para ilustrar o explicar ideas que en palabras del gran poeta sevillano adquirían otro realce. Esta es una de las que recuerdo: “en cuestiones de cultura y saber sólo se pierde lo que se guarda; sólo se gana lo que se da”.
 
Todos estos pensamientos se agolpan en mi cabeza cuando recientemente he encontrado personas que proclaman justo lo contrario y que se atreven a reprochar agriamente a otros profesionales que usemos las mismas herramientas, porque tratan de diferenciarse a través de ellas. Pero cuidado, no hablo de personas que sean creadoras de esas técnicas o herramientas, ¡No! son simples usuarios o consumidores, como tú o como yo, pero que tienen la infinita osadía (aunque quizá haya que utilizar la palabra ignorancia) y la desfachatez de recomendarte el no uso de determinadas herramientas, porque las utiliza su Empresa.
 
La primera reflexión que a uno le viene a la mente (absurda, como no puede ser de otra manera) es ¿habrá adquirido el copyright de esas herramientas?. Y cuando se van desgranando, una a una, las técnicas y herramientas  en cuestión, se acaba concluyendo que a veces la paranoia, la ceguera, la falta de miras, la inseguridad, en definitiva la falta de profesión, es lo que motiva a determinadas personas a apropiarse de herramientas de uso común.  
 
El conocimiento es un bien público y si alguien lo entiende de otra manera, simplemente ya no está en este mundo. ¿Cómo se puede alguien querer apropiar de herramientas como los Mapas Mentales (Tony Buzan, su creador, estará encantado de su uso y difusión); el Mentoring; el Coaching ejecutivo; Coaching de equipos; Storytelling; el Brain Gym,  la Psicología Positiva; el Neuromanagement; la Inteligencia Emocional aplicada a las organizaciones (que hubiera ocurrido si Daniel Goleman no hubiera compartido el resultado de sus estudios e investigaciones?); el Diagrama de flujo; SCAMPER (su creador Alex Osborn ¿qué preferirá: que se difunda y se utilice o que se guarde en un cajón?); el Pensamiento lateral (si Eduard de Bono lo hubiera guardado en secreto todos seríamos un poco más ignorantes); el Team building; Neuroliderazgo; Aprendizaje emocional; la creatividad en la toma de decisiones;  y qué decir de todas las últimas tendencias relativas al trabajo (worknetting) o Aprendizaje colaborativo que está en la base de verdaderas relaciones profesionales. En fin, la lista podría ser larga.
 
Stephen Covey lo llama en su famoso libro “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”, “el principio de la abundancia”, y se basa en que hay demasiado conocimiento para compartir, éste es infinito y se multiplica de forma permanente (sólo hay que echar un vistazo a Internet). Por lo tanto sentirse amenazado y tratar de esconder lo que uno hace como cuando era pequeño y se tumbaba literalmente encima de su examen para que el compañero de pupitre no pudiera copiar, es simplemente mezquino, propio de mentes cicateras e inseguras y cuyo recorrido profesional está abocado al fracaso.
 
Nuestro conocimiento está estrechamente ligado a nuestra identidad, a nuestra idiosincrasia y precisamente la riqueza está en cómo cada uno de nosotros, le ponemos nuestro propio sello profesional y personal. Por último  es importante mencionar que cuando una idea o herramienta me interesa porque es de calidad y le veo aplicación en mi trabajo quiero ser parte activa en su difusión, conocimiento, aprendizaje, en definitiva, en su éxito. Y si alguien cree que el conocimiento, la ciencia o el saber es de su propiedad y no desea compartirlo, incluso tiene la osadía de prohibirlo, me temo que su sitio está en un paraje muy alejado y solitario…. Tal vez la Pampa argentina, un desierto australiano o la sabana, pero no el mundo real que nos ha tocado vivir.
 
 
Acabo como empecé, recordando a mi abuelo y aquella frase que, hoy más que nunca, es un lema: “únete siempre a la gente que sabe, porque algo te quedará”.

May Ferreira

 
 



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Publicado el martes, 20 de enero de 2015 a las 12:44 por Juan Bueno

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