viernes, 5 de junio de 2015

Tengo en casa a un invitado de diecisiete años al que conozco desde que nació, que ha venido a Madrid a pasar unos días y se ha quedado a dormir para estar con mis hijos. Aunque es poco habitual a esa edad, este es muy madrugador, y cuando estaba en la cocina preparando algunas cosas ha aparecido, con su pijama azul y descalzo, con ese gesto en el que uno se rasca la nuca medio dormido como organizando su cerebro y saluda a cualquiera sin ver mucho quien está contigo. Nos hemos sentado en la mesa de la cocina, yo con una taza de café y él con un cuenco lleno de leche con cereales. Con ese gesto muy suyo, agachadando la cabeza, un brazo bajo la mesa, masticando despacio y aún con las defensas bastante dormidas, hemos charlado de algo que parece lleva tiempo haciéndole sentir bastante regular.
cereales
No hay culpabilidad por grande que sea, que pueda resolver un solo problema. La culpabilidad es una auténtica máquina capaz de alterar gran parte de nuestra vida, y somos muchos los que alguna vez hemos estado sometidos a ella. Alguien te dice algo destinado a recordarte que has sido una mala persona por algo que dijiste o no dijiste, sentiste o no sentiste, hiciste o no hiciste y tú respondes sintiéndote tan mal e incómodo en ese momento que lo que te invade no es solo un sentimiento de preocupación por lo que ocurrió sino un sentimiento de culpabilidad que repercute en tu presente inmovilizándote de alguna manera. Echarse más cereales y otro chorro de leche me permitieron seguir hablando de ese sentimiento tremendamente inútil que le invadía. Verás le dije, no hay nada menos eficaz que dejar en nuestra memoria escondido y echar mano de un recuerdo, que sirve para hacernos sentir mal. En cada momento de nuestra vida optamos y tomamos decisiones a veces muy acertadas, otras veces menos acertadas y otras muy poco acertadas. Los errores que uno puede cometer y que seguirás cometiendo no sirven para mortificarnos sino para aprender, calibrar y cambiar. Un silencio y una mirada larga, me permitió hacerle dos preguntas: ¿Cúal es la verdadera razón por la que te sientes así, lo has pensado?. El embrión que gesta la culpa, puede tener muchas formas, no cumplir las expectativas de otro, valorar que has hecho un daño irreparable, no permitirnos disfrutar cuando otro parece que no puede hacerlo... ¡da igual!.
para que

Y sobre todo...¿Para qué te sirve eso? Me explicó, explicó, argumentó y volvió a explicar todo lo que había ocurrido, lo que había querido que pasara, lo que había pensado, y no pensado, todos los porqués posibles. Cuando los cereales eran una auténtica pasta en el tazón, que yo no me hubiera comido por nada del mundo, le detuve haciendo un gesto con la mano y enseñándoselos, obediente metió la cuchara y se la llevó a la boca con un suspiro que llevaba algo de sufrimiento escondido. Bebí un sorbo de mi café ya frío y dejé mi taza en la mesa para decirle: Sigues insistiendo en lo mismo, sigues rebozándote en lo que pasó. No crees que es mejor pensar que todos tenemos derecho a ser felices, a vivir sin culpas y perdonarse cualquier decisión inadecuada. Todos tenemos cosas buenas y otras que no lo son tanto, creo que es mejor conectarnos con lo bueno que tenemos y tú tienes mucho. Llenarte de culpas, recordar lo que debimos o no debimos, es cargar con algo que sólo te vuelve a traer heridas inútiles, te estás fastidiando tontamente. Has resuelto mucho más de lo que crees.

perdonTe has equivocado y has pedido perdón públicamente, eso no es fácil, reconocer los propios errores y saber disculparse corrige la intencionalidad. Si a alguien aún no le parece suficiente o no se lo cree, no depende de ti, tenlo en cuenta. Has cambiado la forma de entender y has analizado aquello que te hizo equivocarte. Es falso que tú eres el único responsable del malestar de otras personas; también el valor que los otros dan a las palabras y sus propias reacciones dependen de ellos. Cada uno de nosotros tenemos que asumir nuestra actitud frente a los hechos y si hay desproporción en sus actos o respuestas, esas ya no son tuyas. Eres más consciente que no puedes obligar a nadie a hacer lo que tu deseas. Nadie cambia si no quiere cambiar, a veces la mejor manera de que otro cambie es no intentar cambiarlo, a mi me funciona eso. Has aprendido que nuestras decisiones y actos tienen consecuencias y hay que meditarlas y no ser sólo reactivos. A veces hay que correr riesgos y no siempre salen bien las cosas, valorar el impacto de mis actos es parte del riesgo que se asume. Sólo te queda por cambiar el autorreproche, ese sonido interno continuo que tienes, que te sigue persiguiendo y pidiendo explicaciones, que te es difícil de acallar, y que sin darte cuenta puede transformarte en alguien más callado, más temeroso en algunos momentos, y sobre todo menos alegre o espontáneo con emociones bastante desagradables o muy necias. Además estás invirtiendo demasiada energía en lo que pasó y te estás perdiendo otras cosas mejores que ahora están pasando, otras personas que han aparecido y que son estupendas también.

mas triste
Se había terminado aquel engrudo de cereales, pero al menos seguía en la mesa sentado escuchándome. Que sepas que no tengo ninguna compasión ni por ti ni por tus equivocaciones, y por esa mucho menos, no fue tan tremendo, a mi no me lo parece hasta tuvo su gracia, reconócelo. Te queremos como eres, y eso te debe servir para que dejes de flagelarte y además para que laves tu tazón y recogas tu cama. La sonrisa que apareció en ese instante, idéntica a la de su madre valía una fortuna, y no desaprovechó el momento para contarme el detalle más morboso de esa historia que yo conocía muy bien y que me hizo soltar a pesar de todo un ¡¡de verdad que dijo eso!!!, ¡¡¡y lo guardas!!!, ¡¡¡eso es un auténtico tesoro!!!, tenemos que escribir algo sobre ese episodio ¿qué te parece?, nos reímos los dos. 
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Sé que lo conseguirá, ser buena persona juega a su favor. Dejo encima de la mesa para pensar que muchas veces... cuando la culpa es de todos, la culpa no es de nadie. (Concepción Arenal)...¿o debería estar repartida?.

Publicado por Mila Guerrero.
Manager I+D+i de R&H Talento y Personas

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Publicado el viernes, 5 de junio de 2015 a las 19:17 por Juan Bueno

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domingo, 10 de mayo de 2015

Diversos estudio, recientemente publicados, confirman la tendencia que lamentablemente ya conocemos: el resultado de los estudiantes españoles es discreto, mediocre, muy muy mejorable. Pero lo peor, desde mi punto de vista, no es sólo que la valoración académica de los estudiantes de hoy (y empleados del futuro), sea tan baja, sino que además esos conocimientos recibidos en el mundo educativo, están francamente alejados de las exigencias del mercado empresarial. 


Esa falta de conexión entre la preparación que reciben nuestros jóvenes universitarios y las características de los puestos de trabajo a los que optarán en unos años es muy preocupante. Llenamos sus cabezas de una cantidad ingente de conocimientos, casi siempre aprendidos a golpe de memoria, y apenas rozamos las técnicas o métodos que serán precisos desarrollar en la Empresa.

La percepción que provoca el análisis de esta situación, es de una gran desazón y de una enorme incertidumbre. Cuando se nos llena la boca hablando de competitividad o empleabilidad, no podemos convivir con un mundo académico tan distanciado de las necesidades o expectativas reales demandadas por nuestras Empresas.

La semana pasada tuve la ocasión de participar en el nacimiento de una iniciativa a la que le auguro una gran trayectoria. Se trata del Observatorio de Recursos Humanos (en la que R&H Talento y Personas participa de forma activa, junto a otras Empresas del sector) de la FENAC (Federación Nacional de Asociaciones de Consultoría). FENAC aglutina a un total de 60.000 Empresas y más de 600.000 trabajadores.
A través de esta iniciativa se van a promover acciones encaminadas a tratar de cubrir el gap existente entre candidatos y empresas.

La formación juega un papel estratégico en la competitividad de las Empresas: preparando a las generaciones venideras para un futuro cada vez más exigente, muy cambiante y con una velocidad no apta para pusilánimes.

Debemos dejar atrás, por obsoleto e ineficiente, un sistema articulado en torno al aprendizaje memorístico y poco reflexivo o analítico y que algunos, como el profesor Cesar Molinas, han llegado a catalogar cómo fábrica de parados.

Recitar la lista de los Reyes Godos, las preposiciones o las colonias de ultramar, poco nos aportan a mentes que tienen que ser abiertas, proactivas y rápidas.

Competencias como hablar en público, ser capaces de hacer presentaciones de impacto, practicar una comunicación persuasiva, ser flexibles ante circunstancias volátiles, estar claramente orientado a resultados o ser capaces de gestionar equipos con inteligencia emocional están a la orden del día. Diría más, son imprescindibles no sólo para alcanzar el éxito, sino para entrar en un mercado laboral abierto, exigente y más competitivo que nunca.

Este momento difícil y apasionante que estamos viviendo, provoca una extraña paradoja que se está viviendo en Empresas de muy diversos sectores. A pesar de las cifras de paro, aún inadmisibles en nuestro país por el drama humano que encierran, en determinadas organizaciones no se cubren algunos puestos  de trabajo porque el mercado laboral adolece de los perfiles necesarios.

Cierto es que cuando una persona se incorpora a una Empresa es preciso formarla en la cultura y los atributos de cada organización, y pasar por un necesario periodo de adquisición de conocimientos propios del sector y del puesto. Pero lo lamentable es que haya tantos y tantos perfiles, a todas luces alejados de las competencias requeridas y sin vías de poder adquirirlas.

Con la noble pretensión de colaborar en esta tarea, nace el Observatorio de Recursos Humanos de FENAC, aspirando a ofrecer una alternativa global y completa para que ambos cabos de la misma cuerda: candidatos y puestos puedan unirse en una simbiosis, al menos un poco más armoniosa, en el universo empresarial.

Publicado por Juan Bueno.
Managing Partner de R&H Talento y Personas



Publicado el domingo, 10 de mayo de 2015 a las 23:02 por Juan Bueno

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domingo, 3 de mayo de 2015

LA RESILIENCIA: Una actitud imprescindible para superar las adversidades.



Publicado por Juan Bueno.
Managing Partner de R&H Talento y Personas



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Publicado el domingo, 3 de mayo de 2015 a las 22:19 por Juan Bueno

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Publicado por Mila Guerrero.
Manager I+D+i de R&H Talento y Personas

En una sesión de formación dedicada al análisis de problemas y toma de decisiones, he hecho referencia a un libro del sociólogo Nate Silver “La señal y el ruido” desgranando cómo las personas llegamos a analizar las situaciones para tomar decisiones intentando acertar en nuestros pronósticos y por lo tanto decisiones. Muchos de mis clientes cuando acuden a las sesiones vienen inmersos en una situación que de alguna forma les desestabiliza, buscando soluciones. Nunca las doy, ni en sesiones de coaching, ni en terapia, procuro guíar en el recorrido de bucear en sus propias u otras posibles soluciones, aunque el escenario en el que estamos y mis preguntas son más elementos a tener en cuenta, que intervienen en el proceso de decisión.
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¿Monto mi propia empresa o accedo a quedarme rebajando la categoría y salario?.

¿Dejo a mi pareja, aunque con quien quiero compartir mi vida aún no se decide?  

¿Vuelvo a un trabajo seguro y estable aunque poco atractivo o me arriesgo y sigo en este proyecto/empresa que me gusta?. 

¿Qué consecuencias personales tiene seguir con esta denuncia?. 

¿El beneficio es mayor que la pérdida? 

No dedicaré este post a Guy Kawasaki ni a métodos como el "diagrama de espinas" o el "Análisis de los 5 Por qués", dedicaré estas líneas al perfil de quien debe elegir qué usar y cómo hacerlo. En los análisis situacionales y tomas de decisión las actitudes personales son la red que soportan en gran parte los posibles resultados, además de los datos y hechos. Los perfiles competenciales personales, las actitudes que desarrollamos en los escenarios que vivimos marcan la dirección de nuestros pronósticos y por lo tanto de nuestras decisiones de vida.

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Las dos actitudes que simbolizarían a un buen, de un mal analista son, ser zorro o erizo (Philip E. Tetlock, 1987), en definitiva el estilo cognitivo con el que nos enfrentamos a los hechos. Los erizos son esos personajes muy parecidos a los ahora tan frecuentes tertulianos, acaparadores de las conversaciones que saben de todo y les gusta oírse y rápidamente dan veredictos, y se rigen por principios generales. Freud y su inconsciente para definir todo o quizás Pablo Iglesias y sus castas serían perfiles cercanos. Mientras los zorros se comportan de forma más cuidadosa y observadora, y atienden a los matices, vigilan diferentes perspectivas y son cautos en sus apreciaciones o veredictos. Me viene a la cabeza en este momento Angel Gabilondo en su proceso de un acuerdo de estado siendo ministro de educación, o la jurista Manuela Carmena en sus valoraciones sobre el sufrimiento del terrorismo. 

Cuales son las competencias de un buen analista que le llevará a buenas predicciones y tomas de decisión. (perfil zorro). 

Un pensamiento multidisciplinar que incorpora diferentes visiones con independencia de su procedencia, alejándose de solo lo que valora como adecuado o conocido, incorporando en sus esquemas aquello que aunque no cree posible lo deja permanecer y ocupar un espacio. 

Sin embargo, los perfiles erizo son especialistas en visionar de una única forma y todo lo analizan con las mismas creencias y paradigmas, nunca salen de su entorno seguro, donde ellos se encuentran como expertos y les aplauden. 

Otra buena competencia es la adaptabilidad, si no están seguros de que el enfoque inicial puede tener buenos resultados, buscan y optan por enfoques múltiples y simultáneos y recogen más datos, preguntan y sobre todos escuchan. 

Sin embargo los erizos menos eficientes se mantienen firmes en sus enfoques y cada dato nuevo lo usan para reforzar su propio enfoque. Un “lo ves...” o “ya lo decía yo..” sale con frecuencia de sus bocas. Siempre se buscan a aquellos que los aplauden. 

Un buen analista es autocrítico, están dispuestos y muchas veces contentos de reconocer sus errores y aceptan su responsabilidad, sin embargo los perfiles erizos se comportan de manera terca, y por más que la realidad se impone, no cejan en atribuir a otros los malos resultados. 

Tolerancia a la complejidad, los buenos predictores entienden que las situaciones, las conductas de las personas, el universo es complejo, y es posible no ser capaz de entender algunas situaciones por la propia forma de interpretar el mundo, sus deseos, sus conocimientos, sus prejuicios o por las experiencias vividas. Los malos analistas esperan siempre una única forma de resolver y utilizan unos únicos principios de actuación, lo que no les deja ver más allá de su reducida zona vital.

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Una de las competencias más importantes es la prudencia, los buenos analistas matizan siempre sus opiniones y dejan abiertas posibilidades de cambio y de disculpa, frente a aquellos erizos que se expresan en términos absolutos y son reacios a cambiar de opinión por más que los datos y los hechos se vayan acumulando en contra de suya. 

Por último, es mejor ser empírico, recoger datos, observar y sobre todo escuchar, a ser un ideólogo con frases que empiezan con “esto es así...” “siempre ocurre...” “nunca me equivoco con esto...”

solucion Entonces, ¿cambio de empresa? ¿sigo con mi proyecto? ¿dejo mañana a mi pareja?, efectivamente ¿fue un error y no calibré bien, ni escuché las posibles consecuencias de ese juicio en el que me empeñé y aún sigo enrocada?. 

Lo dejo en la mesa para pensar .... y a cada protagonista reflexionar ¿zorro o erizo?.

Publicado por Mila Guerrero.
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Publicado el a las 0:11 por Juan Bueno

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jueves, 23 de abril de 2015

Publicado por May Ferreira.
Executive Manager de R&H Talento y Personas

Me atrevo a hacer esa afirmación en femenino. Siempre he sostenido que el talento no depende del sexo que nos haya tocado en el reparto de genes. Y se trata de una afirmación empírica, o sea adquirida y refrendada con mis propias vivencias. Pero cuando hablamos de cuestiones de comunicación y comportamientos, ¡eso es otro cantar! Hombres y mujeres estamos destinados o condenados a entendernos (depende del prisma de cada uno). Pero los estilos, tanto privados como sociales, de unos y otros están muy alejados. Son muy diferentes.


Hace unas semanas celebramos en casa el cumpleaños de mi hija quinceañera. Durante muchos días antes estuvo pensando a quién invitaría a su fiesta, haciendo y rehaciendo la lista. Es una chiquilla muy sociable y podría juntar en su merienda un auténtico desmadre de adolescentes alterados. Asique ella misma decidió hacer una tarea de priorización. Pero no era cuestión baladí. 

Después de un laborioso trabajo de filtrado (amigas desde pequeñas, amigas “íntimas”, categoría de “mejores amigas”, amigas pero menos porque comparten la admiración por el mismo chico, y las “no-amigas) me planteó una lista razonable, que acepté. 

Sólo habíamos superado el primer escollo, cuando hubo que abordar el lugar de la fiesta, el horario, la comida (reconozco que en este aspecto aún es poco exigente, si está con sus amigos de verdad y comparten unas chuches están felices), si iban a poner música o no, llegó lo peor. “Mamá, ¿qué me voy a poner?”. Ciertamente era un aspecto peliagudo, porque tarea ardua resulta seleccionar un modelito entre un armario digno de cualquier estrella de Hollywood. A partir de la gran pregunta se desencadenó un amplio abanico de posibilidades : vaqueros ceñidos que resaltan la figura; minifalda vaporosa para lucir piernas; shorts con medias para dar una imagen moderna y glamurosa; camiseta ajustada o con la tripa al aire ( aunque la temperatura de marzo no animaba a enseñar ni los dientes). ¿por qué estilo podría optar? Cómodo, desenfadado, casual, monísimo, barroco… ¡qué terrible dilema! El wasap echaba humo con un constante intercambio de todas las posibilidades existentes con sus amigas, apoyadas en las fotos que mostraban los distintos looks.

El tema se complicaba a cada paso. Porque una vez decidido el look propio había que empezar a evaluar el del resto de las chicas y definir el conjunto global de todas ellas. Un Master en estilismo, ropa y complementos. Todo esto sin mencionar el capítulo “pelo”. Liso? Ondulado? Recogido en una coleta tirante que es muy fashion? Obviaré para no alargarme demasiado estar perfectamente depilada, ligeramente maquillada y risueña el día de la fiesta.

Cuando llega el día del cumpleaños les dejo puesta la merienda y me retiro discretamente, pensando que el marido de una gran amiga que es sociólogo debería estar allí para hacer un estudio sobre todo lo que yo estaba viendo. Las diferencias entre unos y otros eran evidentes. Aunque suene a topicazo. Ellas parecían alegres y desenfadadas, reían mucho y apenas comían. Los chicos se empujaban, se tiraban encima del balancín, hablaban poco y daban buena cuenta de sándwiches y pasteles.
Mi hija me enseñó con lágrimas en los ojos la felicitación que le había escrito una de sus amigas, de la categoría “amigas íntimas”. Supuse que le habría mandado algún emoticiono inspirador o algún dibujo. Nooo, tremendo error. El texto de la felicitación era larguiiiiiisiiiiimoooooo. No se trataba sólo de felicitarla. Decía más o menos así : “Carolina eres mi mejor amiga. Te quiero mucho. Me has ayudado en los peores y mejores momentos de mi vida. Recuerdo esos veranos que compartimos desde pequeña, en la piscina de la urbanización. Tu sonrisa iluminó muchas tardes, hablando y sonriendo”. Tu amistad es un pilar muy importante en mi vida…. Bla, bla. El texto continuaba ensalzando sus valores, la fuerza de su amistad, lo mucho que se querían, el apoyo mutuo… un par de páginas. Al final, muy al final decía “Feliz cumpleaños Carolina”. Uf me quedé sin aliento para poder leerlo.

En ese  momento sonó el teléfono de mi hija y eran dos de sus amigos (chicos) que no pudieron ir al cumple y la quería felicitar, haciendo gala de un verbo rico y variado. La transcripción e la conversación es ésta : “Oye Carolina soy Miguel, que muchas felicidades”. El mencionado Miguel se dirigió al otro amigo y le dijo : “Pablo, ven a felicitar a Carolina”. Se oye al susodicho Pablo a continuación que se pone al teléfono y dice : “Felicidades tía. Un beso”. Crack. Se acabó la conversación. Duración aproximada : 15 segundos. Más que suficiente, el mensaje había sido trasladado y recibido con total claridad. 

Por eso puedo afirmar que la comunicación sí es una cuestión de sexos. 

Casi al mismo tiempo que cumplía años mi hija lo hacía el hijo de mi mejor amiga (así, sin paliativos) y curiosa por el tema le pregunté que habían hecho para la celebración. Su respuesta fue: “Echar unas canastas y una hamburguesa en cualquier sitio con mis colegas”. Por supuesto no recibió ninguna felicitación almibarada ni rebosante de palabras cariñosas por wasap. La madre de Borja le dijo: “Dúchate y ponte ropa limpia antes de ir al cumple”. Su respuesta fue: “Vale”.

Felicidades hija, Felicidades Borja.

Publicado por May Ferreira.
Executive Manager de R&H Talento y Personas


Publicado el jueves, 23 de abril de 2015 a las 15:45 por Juan Bueno

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viernes, 17 de abril de 2015


Publicado por Mila Guerrero.
Manager I+D+i de R&H Talento y Personas



"Desde la ventanilla del avión he mirado Madrid y durante unos minutos he recordado estos dos años largos que he vivido y en el que me he tenido que reconstruir como un puzzle al que un golpe lo desmontó y pieza a pieza hay que rehacerlo en otra mesa distinta de la casa.
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"En otro país, dos traslados de ciudad, nuevo trabajo, nuevos amigos, regresos muy cortos con quienes me apoyaban desde muy lejos, hijos adaptándose a nuevas escuelas, nuevos hábitos. No reconoces durante meses lo cotidiano, como donde comprar el pan, que no es por supuesto una barra que desprende olor a harina tostada, hasta el coche es automático; y sin embargo lo que parece imposible no lo es. "En mis conversaciones con quien me ha apoyado incondicionalmente cada semana por skype, a esa hora en que no hay nadie por la casa, contaba aquellas sensaciones que muchas veces me habían dejado abatida durante el día, y siempre escuchaba la misma respuesta:

  • Eso ya ha pasado, no hay que revivirlo; no hay que olvidarlo porque te ha servido para aprender, pero sí aparcarlo.

"Y así lo iba haciendo. Cada jueves me hacía hablar de como sacar partido a cada cosa y ser consciente de lo que tenía, fijar la atención en el presente y sacar mis fortalezas para disfrutarlo, no hubo ningún día que no me arrancara una sonrisa por algo. Hasta cuando nos saltábamos la norma, era divertido.


  • Eres muy lista, hasta has conseguido que las lavandas crezcan en un país tan frío. Disfruta de esas nuevas sensaciones, de interesar de nuevo a alguien, de trabajar en otras cosas, de emplear más tiempo en eso que te gustaba mucho y tenías pendiente, el primer capitulo de tu libro es precioso, anticipa lo mejor. "A pesar de la desesperación que a veces me corroía, y deseaba volver a la casilla uno del parchís y hacerlo de otra forma, de nuevo me insistía.
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    Lo siento, el único camino es recuperarse. No podemos contemplar algunas opciones, ni siquiera un secuestro y traer a quien quieres, le seguirían y secuestrarían de nuevo amordazado.

"En este tiempo, he aprendido a incorporar un esquema de mi más positivo, sacar la serenidad, la templanza y el buen juicio en los momentos que perdía el rumbo. Me esfuerzo siempre en mantener la calma y dominar las emociones que me hacen sentir mal. Todos los días camino un rato para despejarme y pienso en algo bueno que me haya pasado. "Me han ayudado a interpretar los acontecimientos de manera más constructiva, con más humor y repetirme que todo lo que he vivido ha merecido la pena, pero que merece más la pena lo que estoy viviendo ahora. "Sigo abandonando creencias que me hacían sentir mal, y me obligo a descartar los pensamientos poco productivos. Sobre todos esos de 'si hubiera...' 'debería haber ... '. "Aunque me daba mucha pereza, cada jueves me repetían:

  • Sal y busca relaciones con otras personas que te hagan sentir bien, se tarda en hacer amigos pero merece la pena, divertirse es parte de la recuperación.

"Y así lo hacía. "Hoy puedo decir que estoy bien, creo que he aprendido a recuperarme como es debido, me tomo tiempo para disfrutar de lo que tengo y no invierto tiempo en lo que he perdido, ni caigo en la trampa de recriminarme o entristecerme. He reconstruido mi mejor versión y he descubierto facetas de mi misma que desconocía gracias a quien me ha acompañado en este periodo y también a quien he perdido pero me ayudó a verme de otra forma, así que he desarrollado más la gratitud. He dejado de lado lo que no es importante. He aprendido a decir "no" aquello que no me hace sentir bien.
IMG_1919 "Añoro algunas cosas, pero echo mano de los mejores recuerdos. De los que guardo en la memoria, de fotos, de correos que releo y saco de una carpeta especial, de libros que me regalaron y me gustaron y hasta de los que fueron aburridos pero regalados con cariño. De todo lo que me ha hecho sentir bien en muchos momentos. Me pongo muchas veces canciones que me alegran el día y tararero con Sam Cooke "What a Wonderful world". Vuelvo a ver películas que me encantan, “Tienes un e-mail”, "Barry Lyndon" o “Sonrisas y lágrimas”, están siempre a la vista por si acaso.

"Estos días cuando me han acompañado a hacer unas compras por Madrid y mis hijos con cara de un poco aburridos esperaban sentados con el iphone en la mano haciéndome fotos bastante bobas, no me he apresurado en terminar, me he tomado mi tiempo en mirar lo que quería o solo me gustaba aunque no fuera a comprarlo. Me he concedido que hagan un esfuerzo por mi y se lo he agradecido a los dos merendando tortitas con nata y chocolate. Somos muy afortunados."

IMG_1925 (2) La resiliencia es la capacidad para sobreponerse a períodos de dolor emocional y situaciones adversas. Cuando un sujeto o grupo es capaz de hacerlo, se dice que tiene una resiliencia adecuada, y puede sobreponerse a contratiempos o incluso resultar fortalecido por éstos.

Dejo encima de la mesa, en esta ocasión, la generosidad de quien lo ha compartido y mi agradecimiento por mostrarse así, de esta manera.


Mila Guerrero.
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Publicado el viernes, 17 de abril de 2015 a las 13:28 por Juan Bueno

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viernes, 10 de abril de 2015

Publicado por May Ferreira.
Executive Manager de R&H Talento y Personas

Tercera entrega de una Historia de Liderazgo, protagonizada por el Gran Ogro Pepe.
Para ver los capítulos anteriores:

La Escuela era un edificio situado dentro de un complejo grande en el que también se encontraba un elegante pabellón con los dormitorios de los alumnos y las zonas de ocio: biblioteca y sala de juegos. El recinto estaba amurallado y rodeado de un hermoso jardín que con los primeros rayos de sol de aquella temprana primavera lucía en todo su esplendor. El lugar transmitía paz y sosiego. 



El Director de la Escuela, Basilio Estímulo, daba la bienvenida a los asistentes a esa nueva edición del Curso El Líder Coach, que prometía ser de las más interesantes por la personalidad de sus alumnos. Para él, cada nueva ocasión era un reto dirigido a conseguir que esos directivos se convirtieran en líderes transformadores.

Amelia Lince, ejecutiva en una multinacional del sector de la hostelería miraba a su alrededor captando con una rápida mirada todo lo que le rodeaba. Estaba expectante ante el curso y decidida a aprovecharlo al máximo. No tenía tiempo que perder y era exigente con ella y con los demás.

Pepe salía de su habitación caminando con grandes zancadas y se dirigía hacia la zona de las aulas. Mascullaba para sus adentros “¿por qué rayos me he dejado convencer para participar en esta tontería? si no me gusta hago la maleta y me voy”, cuando se cruzó con la secretaria del centro, la Srta. Puri Gran Tesón que con una enorme sonrisa le dijo: “Buenos días Gran Ogro Pepe. Espero que disfrute y aprenda mucho como Líder Coach”. Pero Pepe, sin responder al saludo apretó el paso y siguió mascullando. Puri le vio alejarse mientras pensaba “poco a poco Gran Ogro, los grandes caminos se hacen desde el primer paso”.

Estaban todos tomando asiento en el aula cuando se oyó un golpe seco y un hombre sesentón, regordete y con unas enormes gafas de miope entró tropezando. De forma aturullada saludó al profesor, el Sr. Manuel Paradigma, y se presentó, “perdón, me he perdido soy Rogelio Papamoscas”.  Ocupaba el puesto de Director de Talento en una importante constructora bastante lastrada por la crisis.

El Gran Ogro Pepe con gesto enfadado escuchaba palabras que mencionaba el Sr. Paradigma sobre los objetivos del curso como liderar, estimular, o movilizar y aquello le sonaba a cantos celestiales. “mano dura es lo que vale” pensaba para sus adentros.

El primer día transcurrió deprisa entre conocer un poco a sus compañeros y las primeras explicaciones y ejercicios del programa. Los otros alumnos eran un tipo atractivo y un poco chulesco, llamado Federico Tarambana que dirigía una empresa familiar de ferretería, líder en el sector. Pepe decidió en su subconsciente que este compañero no le gustaba nada. Puso en marcha su sistema de ideas preconcebidas y pensó que trataría de evitar trabajar con él. La otra mujer del grupo era Angelita Calamidad, una mujer de mediana edad y aspecto afable aunque su fama le precedía, ya que se dedicaba a cerrar empresas en situaciones financieras comprometidas y “salvar los muebles”, como ella misma afirmaba. En ese momento estaba saneando una compañía aérea de bajo coste.

El último alumno era Paco Sagaz, Director General de una multinacional del sector alimenticio y sumamente interesado en cualquier novedad en materia de personas que le ayudara en su cometido. Pepe pensó que Paco sería un buen compañero de ejercicios, despierto y listo, aunque tal vez un poco blandengue.

Al final de la primera jornada para la sorpresa del Gran Ogro Pepe ésta había sido muy dinámica. El formador, el Sr. Paradigma apenas dedicaba unos minutos a hacer una exposición de los conceptos y enseguida les ponía a trabajar en pequeños grupos. Al principio se trataba de ejercicios bastante simples, que exasperaban al impaciente Pepe, pero poco a poco éstos iban ganando en complejidad y casi sin darse cuenta su interés iba aumentando.

Aún así Pepe seguía protestando en cada ocasión que se le presentaba; se oponía con furia a ciertos argumentos de sus compañeros y se quejaba por no poder imponer su criterio. Amelia Lince ejercía un rol muy mediador, cuando las posiciones en una dinámica o supuesto eran muy dispares.

El primer día de trabajo concluyó con una cena muy animada, de constante conversación entre todos, incluido el Dr. Basilio Estímulo que se unió a ellos para departir amablemente. Pepe era el más taciturno del grupo, nunca tomaba la iniciativa en la conversación y casi mascullaba más que exponía sus opiniones.


La segunda jornada empezó de forma sorpresiva para todos con la propuesta del nuevo profesor, el Sr. Alfonso Idea que les explicó lo que era el storytelling y les impuso como tarea escribir una pequeña historia, a modo de cuento, sobre cada uno de sus equipos. Pepe desaprobó de forma insistente esa tarea: “no he venido aquí para escribir historietas” criticaba abiertamente. Sin embargo cuando comprobó que todos sus compañeros se afanaban en la escritura, a regañadientes empezó a escribir unas líneas.  Le tocó a Rogelio Papamoscas leer en alto la suya. Este relató cómo pasó momentos muy duros intentando enderezar el rumbo de una empresa constructora, teniendo que prescindir de personas que habían dedicado media vida a trabajar en ella. Se le humedecieron los ojos con el relato cuando añadió cómo el resto del equipo directivo se volcó en transmitir seguridad y una comunicación clara para los trabajadores que se quedaban. Todos le escucharon con un respetuoso silencio y a continuación el Sr. Alfonso Idea les ayudó a analizar las competencias que eran necesarias en esos momentos de crisis y reorganización. El ejercicio concluyó con la sugerencia del profesor de compartir entre todos sus relatos, y así lo hicieron. El Ogro Pepe se sintió un poco avergonzado porque apenas había escrito tres líneas sobre su equipo. Los demás le dirigieron una mirada reprobatoria. Pepe dijo “lo que tienen que hacer es trabajar duro y ya está”.

Ese día, tras la cena todos pasaron a la biblioteca a tomar un copa mientras charlaban sobre sus equipos, relatando mil y una anécdotas. Pepe pensó que él apenas tenía cosas que compartir porque sólo le interesaban sus empleados, pero no las personas que trabajaban con él.



Continuará…..

May Ferreira


Publicado el viernes, 10 de abril de 2015 a las 13:28 por Juan Bueno

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