martes, 30 de junio de 2015

Hacía mucho tiempo que no iba de boda y el pasado fin de semana he estado en una. Para los novios no era la primera vez que se casaban, ya habían vivido esa experiencia hace años, sin embargo en este momento que ya has superado esos años intensos de juventud, pero se está en el mejor momento profesional y probablemente de madurez en casi todos los aspectos de tu vida, he visto las mismas emociones de la última boda a la que fui, aunque esa si era de dos jóvenes que empezaban y sellaban en ese momento su vida juntos.



Tengo que decir que la novia estaba muy guapa y el novio también, todos los que estábamos allí teníamos la sensación de ser parte de una historia bastante curiosa y hasta un poco precipitada que terminaba en boda. Ah! y el cóctel fue magnífico, sobre todo las croquetas, lo resalto porque parece que si no se dice algo así no es una buena boda. Pero de lo que quiero hablar en estas líneas es de como somos los protagonistas de gestionar nuestra felicidad. Desde que las primeras tribus se reunieron alrededor del fuego, la felicidad ha sido un tema de conversación interminable, con enfoques muy distintos. ¿Es la felicidad cuestión de genes? David Lykken, profesor de Psicología de la Universidad de Minnesota experimentando con gemelos concluyó que no solo es cuestión de una tendencia natural sino que está determinada y dependerá del modo en el que cada cual decida vivir las cosas que le van sucediendo en la vida.

adn ¿Depende de tener, conseguir cosas que deseo?, En su libro “Los mitos de la felicidad”, Sonja Lyubomirsky, profesora de Psicología de la Universidad de California, afirma que en la idea de ”seré feliz cuando…”, “o no seré feliz si..” , esos logros, aún cuando en principio sean muy gratificantes, no nos harán tan inmensamente felices, ni durante tanto tiempo como se cree, en seguida buscaremos otros a los que supeditar nuestra felicidad. Y consumiremos más tiempo persiguiendo otras cosas que disfrutando de las que ya tenemos. En la misma rutina diaria podemos encontrar esa tranquilidad, en los momentos más sencillos, poder disfrutarlos es lo que aporta calma, bienestar, serenidad y satisfacción a nuestra vida. Buscar la felicidad en el futuro me parece injusto para nosotros mismos, porque no valoramos lo conseguido hasta este momento, hasta el presente, y anhelamos algo que no tenemos, algo que, en ocasiones, ni siquiera sabemos qué es. Encontrar a alguien en un momento, retenerlo y disfrutar de esa ilusión, es una de esas oportunidades que cuando se nos presentan, podemos y deberíamos gozar, sin permitirnos escusas o dejaciones que nos enquisten en una vida desaliñada o en una secuencia de momentos apáticos. 

Viendo a los protagonistas de esa boda desde mi silla pude constatar que es en la propia vida, en los días, las horas, los minutos o segundos donde nos damos cuenta de que ese instante es único y vale la pena. Saber detectarlos, reconocerlos, acumularlos y deleitarlos es el primer paso. Me detuve en mirarlos abrazados, pegadas sus caras en un beso medio oculto bailando. Fue uno de esos instantes de felicidad. No había tensiones y estaban sonriendo casi constantemente, como si estuvieran dispuestos no solo emocional sino también físicamente a sentirse bien.
bailar de espaldas  
En un rincón del salón, hablando con ambos entendí que aunque en el camino que habían recorrido para estar juntos habían cometido algunos errores y habían tenido dificultades para poder llegar a esa pista de baile, se habían esforzado y habían sabido gestionar sus dudas y miedos, los resentimientos de exparejas y las quejas de sus hijos. Ya no había ni reproches, ni culpas, solo colaboración y mucho respeto de todos los personajes que habían estado de alguna manera en esa historia. Yo que había compartido algunas escenas de incertidumbre bastante teñidas de congoja y dolor, me parecieron lejanas y resueltas. Tal Ben-Shahar profesor de psicología positiva en Harvard y especialista en “felicidad”, diseña el camino para alcanzarla de esta manera:

  • Tener en cuenta que no siempre todo sale perfecto. Es mejor el optimalismo que el perfeccionismo. Siempre hay errores, reconocerlos y disculparse es una parte importante del camino.
  • Lo importante es disfrutar del viaje de la vida, no solo de la meta. Los momentos de ilusión son irrepetibles.
  • Aceptar las emociones, no todas son placenteras, pero todas son necesarias. Golda Meir decía “quien no sabe llorar de corazón, no sabe reír con él”.
  • Aceptar la realidad y apreciar el éxito de forma también realista. La autoestima es el cociente entre el éxito y las aspiraciones, “bastante bueno mi rendimiento”, o “bastante bien mis resultados” son palabras generadoras de felicidad.
  • Rodearse de gente buena, que te quiera y genere bienestar a tu alrededor.
  • Desterrar de tu vida a quien no te tiene en cuenta, te miente, te grita, te enjuicia, desprecia y ridiculiza tus puntos de vista o te prohíbe estar o hablar con quien te cuida y proporciona alegrías o ilusiones. Huye de los aduladores o de quien te anima al desquite, al rencor o la inquina y no desaproveches la ocasión para recordarte lo que te hace sentir incómodo.
felicidad
En aquella sala se cumplían en su totalidad todos los requisitos … no puedo más que desearles toda felicidad posible y que sepan apreciarla y saborearla. Yo también fui feliz en esa boda y me divertí mucho bailando con el novio, ambos son expertos en hacerte sentir bien. Y dejo encima de la mesa para pensar ... ¿en cual de los requisitos nos esforzamos menos?.  

Publicado por Mila Guerrero.
Manager I+D+i de R&H Talento y Personas
Puedes visitar el Blog de Mila, aquí



Publicado el martes, 30 de junio de 2015 a las 12:28 por Juan Bueno

Ningún comentario

viernes, 12 de junio de 2015

Esta frase me la dijo mi buen amigo y gran profesional del mundo del Márketing, Juan Carlos Alcaide, cuando me ilustraba con algunas explicaciones sobre ese área por entonces desconocida para mí, y sobre la que tenía que hacer un trabajo relativo a la experiencia cliente. Mientras él hacía acopio de sus conocimientos para que yo aprendiera algo sobre el asunto me dijo esta frase que se me quedó grabada: “calidad y calidez dan un diez”, ilustrando así lo que según su criterio eran dos requisitos para convertir cualquier compra de un producto o servicio en una experiencia memorable. La calidad, en el sentido de recibir algo bueno y con un precio justo y calidez en el trato, que te hagan sentir bien, incluso especial.


Muchos han sido los momentos en mi vida como cliente o usuaria en la que he rememorado la citada frase. Y no es mi objetivo en este post hacer una reflexión sobre la necesidad de trabajar con unos altos estándares de calidad. No lo es, aunque muchos son los tratados y manuales escritos sobre el tema.

Estoy absolutamente convencida de que una inmensa cantidad de problemas ni siquiera se plantearían, si todos y cada uno de nosotros tuviéramos como lema la calidad en nuestro quehacer diario. Y pienso en cualquier profesión: el conductor de autobús (con frecuencia echo de menos que saluden), la cajera del supermercado o el director general de tu compañía de seguros. Si todos asumiéramos nuestro trabajo teniendo presente las necesidades y expectativas del cliente, cumpliendo las normas y con una necesaria dosis de flexibilidad para adaptarnos a imprevistos o situaciones urgentes, muchos de los errores, equívocos o problemas que surgen, simplemente no aparecerían.



Yo voy algo más allá, con una concepción un poco más emocional de este tema, y me centro en la parte de la calidez, o sea el trato como a una persona, con respeto, educación, naturalidad, cercanía, amabilidad y empatía. Eso sí da un diez. O más. Y cuando a uno le tratan así se va fortalecido, animado, bien predispuesto. ¿Tanto cuesta?

Parece que sí. Hay gente que va a su trabajo con la convicción de estar penando su condena y las personas a las que atienden, tienen también su parte de culpa. 

Y hay otras (quiero creer que son la mayoría) que deciden afrontar la vida con un enfoque positivo, abierto, tolerante y con la sonrisa puesta en los labios.

Siempre me pareció más rentable esta última postura. El buen talante refleja lo mismo. Es difícil responder con un exabrupto a alguien que nos atiende con un trato afable, educado, incluso cercano.


Sin embargo, en sentido contrario es fácil predisponerse con una persona que se dirige a nosotros con tono altanero, distante y transmitiendo además pocas ganas de trabajar. 

Trabajar con diligencia, con corrección y con alta calidad debería ser requisito indispensable. En cualquier ámbito, porque todos somos clientes y proveedores, todos damos y recibimos.

Y el reverso de esa moneda lo he vivido hace unos días, y recuerdo la imagen que protagonice con un regusto de amargura y sorpresa, que me dejó pensativa un buen rato: Desde hace más de tres años estoy esperando una resolución de la justicia que se ha hecho esperar, y en los últimos meses estuve llamando por teléfono de forma continuada todas las semanas para saber cómo iba el asunto (por cierto, mi abogado tiene un lema: Justicia lenta = Injusticia). Pues bien, durante todo este tiempo me han atendido en el juzgado (de la más alta instancia) diferentes funcionarios con total corrección y amabilidad, y sobre todo, empatía. Ante mis disculpas por seguir llamando con frecuencia la respuesta era invariable: ”No se preocupe”, “Estamos para eso”,  “Llame cuando quiera”,
etc.


Hace unas semanas por fin el tema se solucionó y yo me sentía en deuda con todas esas personas que me trataron con deferencia y respeto y decidí llevar unos bombones para mostrar mi agradecimiento. Cuando entré en la sala y me dirigí a ellos, todos los funcionarios me miraban con cara de estupor y por un momento pensé que me tendría que volver con los chocolates que había comprado. Nadie cogía la caja y me miraban con recelo.

Cuando por tercera vez expliqué mis razones la respuesta unánime y manifestada por algunos de ellos era “Nadie nos da nunca las gracias”, “Recibimos muchos gritos y reproches”. Salí de allí con una mezcla de tristeza y decepción, a pesar de haber cerrado de forma favorable mi asunto personal.

En efecto no estamos acostumbrados a que se nos agradezca un trato bueno, cálido, afectuoso. Nos faltan muestras de cariño, una sonrisa, un guiño, cualquier gesto o palabra que manifieste un feed back positivo. 

Es reconfortante hacer bien nuestro trabajo, (calidad) y hacerlo de forma afable (calidez). Además dan un diez.



A mí me satisface realizar mis tareas bien, me gusta que me traten con educación y cercanía y me encanta agradecer un servicio bien prestado.

También me gusta que me agradezcan cuando soy yo la que lo presto.

Agradecer y ser agradecido. Bendita costumbre.

Publicado por May Ferreira.
Executive Manager de R&H Talento y Personas



Publicado el viernes, 12 de junio de 2015 a las 13:46 por Juan Bueno

2 comentarios

lunes, 8 de junio de 2015

Dice un viejo proverbio que “las cosas bien hechas, bien parecen”. Esta contundente afirmación concuerda plenamente con la metodología de las 5 ESES, que con origen en la factoría japonesa de Toyota en los años 60, nos ayuda a través de un método sencillo y muy estandarizado, disfrutar de un lugar de trabajo más organizado, limpio, productivo y, en definitiva, agradable. 



Su nombre se debe a las 5 palabras que lo definen que en japonés empiezan por “S”: Seiri (Eliminar o Clasificar), Seiton (ordenar), Seiso (limipar), Seiketsu (normalizar) y Shitsuke (hábito). En inglés su nombre es “Housekeeping” y me parece que introduce un concepto muy apropiado, el de ser dueños de la casa (y actuar como tal) también en el trabajo.

Gracias a mi certificación en la metodología 5 ESES, he implantado con éxito , a lo largo de los últimos 15 años, programas de mejora de la producción basados en dicha metodología, en varias Empresas de diferentes sectores. 

La primera experiencia que se aprende es que la puesta en marcha de estos programas, ademas de requerir un profundo conocimiento de la metodología de las 5 ESES, necesitan del desarrollo en paralelo de un programa de gestión del cambio. Sin este último, todo puede quedarse en la teoría y el programa irá perdiendo pulso paulatinamente, hasta su completa desaparición. Tiempo y dinero invertido en nada.

Es necesario que las personas se apropien de la esencia de la metodología y la hagan suya, para implementar y mantener todas las mejoras

Pero ¿en que consiste la metodología 5 ESES?. Como decíamos al principio, consta de 5 fases:

La primera fase es Seiri = CLASIFICAR
El objetivo de esta fase es disponer en el área de trabajo sólo del material necesario. Por lo tanto el primer paso a dar, es distinguir entre lo necesario y lo innecesario y eliminar de esto último.

En áreas como la industrial, el beneficio es claro. Manteniendo despejada el área de trabajo y evitando pérdidas innecesarias de tiempo debido a material superfluo que nos impide encontrar lo que necesitamos de forma más rápida.

En el ámbito industrial el impacto es muy visual, pero en oficinas o puestos de trabajo administrativos también se reducen de forma considerable el número de errores o tiempos mal empleados. 


La segunda fase es Seiton = ORDENAR
Lo que toca en este momento es organizar el puesto de trabajo, de forma que el trabajador sabe de forma clara y rápida donde está todo aquellos que necesita.

Esta fase responde al lema de “cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa”.

La tercera es Seiso = LIMPIAR
Cosiste en mantener limpio el lugar de trabajo y es una consecuencia de las dos anteriores. La limpieza supone en el caso de sectores industriales, por ejemplo, dejar el lugar de trabajo recogido, las máquinas limpias y las herramientas colocadas en su sitio, etc. Además de limpiar es conveniente tener identificadas las posibles fuentes de suciedad.

Esta tarea es imprescindible cuando se trabaja a turnos, ya que los trabajadores encontrarán las instalaciones y la maquinaria lista para comenzar a trabajar desde su incorporación al puesto de trabajo. 

Esta etapa impacta claramente en la imagen que la empresa proyecta, con puestos de trabajo limpios, bien colocados, organizados y pulcros.

La limpieza, genera limpieza. Lo contrario también se contagia (y seguramente a mayor velocidad).


La cuarta es Seiketsu = NORMALIZAR
También llamada de estandarizar. Esta fase es la que permite crear unos procedimientos de trabajo por los que se convierta en hábito las formas de actuar anteriores. En este caso la empresa debe explicar y hacer saber a toda la plantilla lo que se espera de ellos con las 5 ESES, en tiempo y forma y facilitar los medios para que así sea.

La quinta y última es Shitsuke = HÁBITO
Esta es tal vez la más importante porque permite la comprobación y mantenimiento de todas las anteriores, introduciendo en concepto de disciplina en el sentido de respetar el método y llevarlo a la práctica de forma continuada.

Uno de los aspectos más significativos del método de las 5 ESES es que se aplica a través de la creación de equipos de trabajo heterogéneos, propios de la organización en la que se implanta, necesitando sólo la asesoría y acompañamiento de un especialista, consultor experto en la metodología.

La creación de estos equipos de trabajo, acompañados por el consultor son una esencial fuente de inspiración y control para todo el proceso. Los miembros del equipo deben representar todas las áreas de la empresa (así se recogen todas las necesidades y sensibilidades al respecto), asignando diferentes roles, que quedarán claramente establecidos.

El consultor ayuda a la transmisión del conocimiento sobre la herramienta y su implantación, llevando a cabo junto al equipo, sesiones de formación y sensibilización para toda la plantilla. Desde mi experiencia puedo afirmar que el grado de compromiso que se consigue con este tipo de proyectos, es altísimo por parte de los empleados, incrementando notablemente el orgullo de pertenencia a la organización. 

Hay que tener en cuenta que los resultados de implantación de las 5 ESES son espectaculares, como lo demuestran estas fotos, y las personas que han colaborado en su implantación suelen llevar por bandera el trabajo realizado para hacer de la empresa un lugar más limpio, organizado y seguro. 

Son notables los cambios, más bien diría, profundas transformaciones que han experimentado empresas del sector de la automoción, la hostelería, sector industrial, alimenticio, etc.

Otra de las ventajas que ofrece esta metodología es la autogestión que se produce tras la puesta en marcha efectiva en una empresa. En efecto, una vez imbuida toda la organización de la filosofía de las 5 ESES, el propio grupo de trabajo inicial u otro adiestrado al efecto, revisarán el mantenimiento de la herramienta con auditorías periódicas, nuevas sesiones de formación, etc. Así el papel del consultor es limitado en el tiempo, lo cual también reduce de forma significativa los costes, al convertirse las 5 ESES en una herramienta interna.



“Las cosas bien hechas bien parecen”. Las 5 ESES permiten reducir tiempos muertos, desperdicios, suciedad y contribuyen a aumentar la seguridad, la productividad y el clima organizacional. Reducen los cuellos de botella, mejoran la calidad, optimizan el stock, mejoran la organización, optimizan el uso de la maquinaria y de las instalaciones y en muchas ocasiones, incide y mejora el sistema de incentivos.
Por último, proyectan una imagen de empresa organizada y solvente.

Pasamos muchas horas al día en nuestro puesto de trabajo. Este debería ser lo más agradable posible. ¿te animas a la transformación?

(May Ferreira es Consultora certificada en la metodología 5 ESES)

Publicado por May Ferreira
Executive Manager de R&H Talento y Personas




Publicado el lunes, 8 de junio de 2015 a las 17:15 por Juan Bueno

4 comentarios

viernes, 5 de junio de 2015

Tengo en casa a un invitado de diecisiete años al que conozco desde que nació, que ha venido a Madrid a pasar unos días y se ha quedado a dormir para estar con mis hijos. Aunque es poco habitual a esa edad, este es muy madrugador, y cuando estaba en la cocina preparando algunas cosas ha aparecido, con su pijama azul y descalzo, con ese gesto en el que uno se rasca la nuca medio dormido como organizando su cerebro y saluda a cualquiera sin ver mucho quien está contigo. Nos hemos sentado en la mesa de la cocina, yo con una taza de café y él con un cuenco lleno de leche con cereales. Con ese gesto muy suyo, agachadando la cabeza, un brazo bajo la mesa, masticando despacio y aún con las defensas bastante dormidas, hemos charlado de algo que parece lleva tiempo haciéndole sentir bastante regular.
cereales
No hay culpabilidad por grande que sea, que pueda resolver un solo problema. La culpabilidad es una auténtica máquina capaz de alterar gran parte de nuestra vida, y somos muchos los que alguna vez hemos estado sometidos a ella. Alguien te dice algo destinado a recordarte que has sido una mala persona por algo que dijiste o no dijiste, sentiste o no sentiste, hiciste o no hiciste y tú respondes sintiéndote tan mal e incómodo en ese momento que lo que te invade no es solo un sentimiento de preocupación por lo que ocurrió sino un sentimiento de culpabilidad que repercute en tu presente inmovilizándote de alguna manera. Echarse más cereales y otro chorro de leche me permitieron seguir hablando de ese sentimiento tremendamente inútil que le invadía. Verás le dije, no hay nada menos eficaz que dejar en nuestra memoria escondido y echar mano de un recuerdo, que sirve para hacernos sentir mal. En cada momento de nuestra vida optamos y tomamos decisiones a veces muy acertadas, otras veces menos acertadas y otras muy poco acertadas. Los errores que uno puede cometer y que seguirás cometiendo no sirven para mortificarnos sino para aprender, calibrar y cambiar. Un silencio y una mirada larga, me permitió hacerle dos preguntas: ¿Cúal es la verdadera razón por la que te sientes así, lo has pensado?. El embrión que gesta la culpa, puede tener muchas formas, no cumplir las expectativas de otro, valorar que has hecho un daño irreparable, no permitirnos disfrutar cuando otro parece que no puede hacerlo... ¡da igual!.
para que

Y sobre todo...¿Para qué te sirve eso? Me explicó, explicó, argumentó y volvió a explicar todo lo que había ocurrido, lo que había querido que pasara, lo que había pensado, y no pensado, todos los porqués posibles. Cuando los cereales eran una auténtica pasta en el tazón, que yo no me hubiera comido por nada del mundo, le detuve haciendo un gesto con la mano y enseñándoselos, obediente metió la cuchara y se la llevó a la boca con un suspiro que llevaba algo de sufrimiento escondido. Bebí un sorbo de mi café ya frío y dejé mi taza en la mesa para decirle: Sigues insistiendo en lo mismo, sigues rebozándote en lo que pasó. No crees que es mejor pensar que todos tenemos derecho a ser felices, a vivir sin culpas y perdonarse cualquier decisión inadecuada. Todos tenemos cosas buenas y otras que no lo son tanto, creo que es mejor conectarnos con lo bueno que tenemos y tú tienes mucho. Llenarte de culpas, recordar lo que debimos o no debimos, es cargar con algo que sólo te vuelve a traer heridas inútiles, te estás fastidiando tontamente. Has resuelto mucho más de lo que crees.

perdonTe has equivocado y has pedido perdón públicamente, eso no es fácil, reconocer los propios errores y saber disculparse corrige la intencionalidad. Si a alguien aún no le parece suficiente o no se lo cree, no depende de ti, tenlo en cuenta. Has cambiado la forma de entender y has analizado aquello que te hizo equivocarte. Es falso que tú eres el único responsable del malestar de otras personas; también el valor que los otros dan a las palabras y sus propias reacciones dependen de ellos. Cada uno de nosotros tenemos que asumir nuestra actitud frente a los hechos y si hay desproporción en sus actos o respuestas, esas ya no son tuyas. Eres más consciente que no puedes obligar a nadie a hacer lo que tu deseas. Nadie cambia si no quiere cambiar, a veces la mejor manera de que otro cambie es no intentar cambiarlo, a mi me funciona eso. Has aprendido que nuestras decisiones y actos tienen consecuencias y hay que meditarlas y no ser sólo reactivos. A veces hay que correr riesgos y no siempre salen bien las cosas, valorar el impacto de mis actos es parte del riesgo que se asume. Sólo te queda por cambiar el autorreproche, ese sonido interno continuo que tienes, que te sigue persiguiendo y pidiendo explicaciones, que te es difícil de acallar, y que sin darte cuenta puede transformarte en alguien más callado, más temeroso en algunos momentos, y sobre todo menos alegre o espontáneo con emociones bastante desagradables o muy necias. Además estás invirtiendo demasiada energía en lo que pasó y te estás perdiendo otras cosas mejores que ahora están pasando, otras personas que han aparecido y que son estupendas también.

mas triste
Se había terminado aquel engrudo de cereales, pero al menos seguía en la mesa sentado escuchándome. Que sepas que no tengo ninguna compasión ni por ti ni por tus equivocaciones, y por esa mucho menos, no fue tan tremendo, a mi no me lo parece hasta tuvo su gracia, reconócelo. Te queremos como eres, y eso te debe servir para que dejes de flagelarte y además para que laves tu tazón y recogas tu cama. La sonrisa que apareció en ese instante, idéntica a la de su madre valía una fortuna, y no desaprovechó el momento para contarme el detalle más morboso de esa historia que yo conocía muy bien y que me hizo soltar a pesar de todo un ¡¡de verdad que dijo eso!!!, ¡¡¡y lo guardas!!!, ¡¡¡eso es un auténtico tesoro!!!, tenemos que escribir algo sobre ese episodio ¿qué te parece?, nos reímos los dos. 
la-sonrisa
Sé que lo conseguirá, ser buena persona juega a su favor. Dejo encima de la mesa para pensar que muchas veces... cuando la culpa es de todos, la culpa no es de nadie. (Concepción Arenal)...¿o debería estar repartida?.

Publicado por Mila Guerrero.
Manager I+D+i de R&H Talento y Personas

Visita el Blog de Mila, aqui 




Publicado el viernes, 5 de junio de 2015 a las 19:17 por Juan Bueno

Ningún comentario

domingo, 10 de mayo de 2015

Diversos estudio, recientemente publicados, confirman la tendencia que lamentablemente ya conocemos: el resultado de los estudiantes españoles es discreto, mediocre, muy muy mejorable. Pero lo peor, desde mi punto de vista, no es sólo que la valoración académica de los estudiantes de hoy (y empleados del futuro), sea tan baja, sino que además esos conocimientos recibidos en el mundo educativo, están francamente alejados de las exigencias del mercado empresarial. 


Esa falta de conexión entre la preparación que reciben nuestros jóvenes universitarios y las características de los puestos de trabajo a los que optarán en unos años es muy preocupante. Llenamos sus cabezas de una cantidad ingente de conocimientos, casi siempre aprendidos a golpe de memoria, y apenas rozamos las técnicas o métodos que serán precisos desarrollar en la Empresa.

La percepción que provoca el análisis de esta situación, es de una gran desazón y de una enorme incertidumbre. Cuando se nos llena la boca hablando de competitividad o empleabilidad, no podemos convivir con un mundo académico tan distanciado de las necesidades o expectativas reales demandadas por nuestras Empresas.

La semana pasada tuve la ocasión de participar en el nacimiento de una iniciativa a la que le auguro una gran trayectoria. Se trata del Observatorio de Recursos Humanos (en la que R&H Talento y Personas participa de forma activa, junto a otras Empresas del sector) de la FENAC (Federación Nacional de Asociaciones de Consultoría). FENAC aglutina a un total de 60.000 Empresas y más de 600.000 trabajadores.
A través de esta iniciativa se van a promover acciones encaminadas a tratar de cubrir el gap existente entre candidatos y empresas.

La formación juega un papel estratégico en la competitividad de las Empresas: preparando a las generaciones venideras para un futuro cada vez más exigente, muy cambiante y con una velocidad no apta para pusilánimes.

Debemos dejar atrás, por obsoleto e ineficiente, un sistema articulado en torno al aprendizaje memorístico y poco reflexivo o analítico y que algunos, como el profesor Cesar Molinas, han llegado a catalogar cómo fábrica de parados.

Recitar la lista de los Reyes Godos, las preposiciones o las colonias de ultramar, poco nos aportan a mentes que tienen que ser abiertas, proactivas y rápidas.

Competencias como hablar en público, ser capaces de hacer presentaciones de impacto, practicar una comunicación persuasiva, ser flexibles ante circunstancias volátiles, estar claramente orientado a resultados o ser capaces de gestionar equipos con inteligencia emocional están a la orden del día. Diría más, son imprescindibles no sólo para alcanzar el éxito, sino para entrar en un mercado laboral abierto, exigente y más competitivo que nunca.

Este momento difícil y apasionante que estamos viviendo, provoca una extraña paradoja que se está viviendo en Empresas de muy diversos sectores. A pesar de las cifras de paro, aún inadmisibles en nuestro país por el drama humano que encierran, en determinadas organizaciones no se cubren algunos puestos  de trabajo porque el mercado laboral adolece de los perfiles necesarios.

Cierto es que cuando una persona se incorpora a una Empresa es preciso formarla en la cultura y los atributos de cada organización, y pasar por un necesario periodo de adquisición de conocimientos propios del sector y del puesto. Pero lo lamentable es que haya tantos y tantos perfiles, a todas luces alejados de las competencias requeridas y sin vías de poder adquirirlas.

Con la noble pretensión de colaborar en esta tarea, nace el Observatorio de Recursos Humanos de FENAC, aspirando a ofrecer una alternativa global y completa para que ambos cabos de la misma cuerda: candidatos y puestos puedan unirse en una simbiosis, al menos un poco más armoniosa, en el universo empresarial.

Publicado por Juan Bueno.
Managing Partner de R&H Talento y Personas



Publicado el domingo, 10 de mayo de 2015 a las 23:02 por Juan Bueno

Ningún comentario

domingo, 3 de mayo de 2015

LA RESILIENCIA: Una actitud imprescindible para superar las adversidades.



Publicado por Juan Bueno.
Managing Partner de R&H Talento y Personas



http://rhgyf.ip-zone.com/ccm/subscribe/index
https://acumbamail.com/signup/53558/ce1a82e2-847a-11e3-985f-02163e4563a2/

Publicado el domingo, 3 de mayo de 2015 a las 22:19 por Juan Bueno

Ningún comentario

Publicado por Mila Guerrero.
Manager I+D+i de R&H Talento y Personas

En una sesión de formación dedicada al análisis de problemas y toma de decisiones, he hecho referencia a un libro del sociólogo Nate Silver “La señal y el ruido” desgranando cómo las personas llegamos a analizar las situaciones para tomar decisiones intentando acertar en nuestros pronósticos y por lo tanto decisiones. Muchos de mis clientes cuando acuden a las sesiones vienen inmersos en una situación que de alguna forma les desestabiliza, buscando soluciones. Nunca las doy, ni en sesiones de coaching, ni en terapia, procuro guíar en el recorrido de bucear en sus propias u otras posibles soluciones, aunque el escenario en el que estamos y mis preguntas son más elementos a tener en cuenta, que intervienen en el proceso de decisión.
llave
¿Monto mi propia empresa o accedo a quedarme rebajando la categoría y salario?.

¿Dejo a mi pareja, aunque con quien quiero compartir mi vida aún no se decide?  

¿Vuelvo a un trabajo seguro y estable aunque poco atractivo o me arriesgo y sigo en este proyecto/empresa que me gusta?. 

¿Qué consecuencias personales tiene seguir con esta denuncia?. 

¿El beneficio es mayor que la pérdida? 

No dedicaré este post a Guy Kawasaki ni a métodos como el "diagrama de espinas" o el "Análisis de los 5 Por qués", dedicaré estas líneas al perfil de quien debe elegir qué usar y cómo hacerlo. En los análisis situacionales y tomas de decisión las actitudes personales son la red que soportan en gran parte los posibles resultados, además de los datos y hechos. Los perfiles competenciales personales, las actitudes que desarrollamos en los escenarios que vivimos marcan la dirección de nuestros pronósticos y por lo tanto de nuestras decisiones de vida.

lib-erase-una-vez-el-zorro-y-el-erizo-978849892052
Las dos actitudes que simbolizarían a un buen, de un mal analista son, ser zorro o erizo (Philip E. Tetlock, 1987), en definitiva el estilo cognitivo con el que nos enfrentamos a los hechos. Los erizos son esos personajes muy parecidos a los ahora tan frecuentes tertulianos, acaparadores de las conversaciones que saben de todo y les gusta oírse y rápidamente dan veredictos, y se rigen por principios generales. Freud y su inconsciente para definir todo o quizás Pablo Iglesias y sus castas serían perfiles cercanos. Mientras los zorros se comportan de forma más cuidadosa y observadora, y atienden a los matices, vigilan diferentes perspectivas y son cautos en sus apreciaciones o veredictos. Me viene a la cabeza en este momento Angel Gabilondo en su proceso de un acuerdo de estado siendo ministro de educación, o la jurista Manuela Carmena en sus valoraciones sobre el sufrimiento del terrorismo. 

Cuales son las competencias de un buen analista que le llevará a buenas predicciones y tomas de decisión. (perfil zorro). 

Un pensamiento multidisciplinar que incorpora diferentes visiones con independencia de su procedencia, alejándose de solo lo que valora como adecuado o conocido, incorporando en sus esquemas aquello que aunque no cree posible lo deja permanecer y ocupar un espacio. 

Sin embargo, los perfiles erizo son especialistas en visionar de una única forma y todo lo analizan con las mismas creencias y paradigmas, nunca salen de su entorno seguro, donde ellos se encuentran como expertos y les aplauden. 

Otra buena competencia es la adaptabilidad, si no están seguros de que el enfoque inicial puede tener buenos resultados, buscan y optan por enfoques múltiples y simultáneos y recogen más datos, preguntan y sobre todos escuchan. 

Sin embargo los erizos menos eficientes se mantienen firmes en sus enfoques y cada dato nuevo lo usan para reforzar su propio enfoque. Un “lo ves...” o “ya lo decía yo..” sale con frecuencia de sus bocas. Siempre se buscan a aquellos que los aplauden. 

Un buen analista es autocrítico, están dispuestos y muchas veces contentos de reconocer sus errores y aceptan su responsabilidad, sin embargo los perfiles erizos se comportan de manera terca, y por más que la realidad se impone, no cejan en atribuir a otros los malos resultados. 

Tolerancia a la complejidad, los buenos predictores entienden que las situaciones, las conductas de las personas, el universo es complejo, y es posible no ser capaz de entender algunas situaciones por la propia forma de interpretar el mundo, sus deseos, sus conocimientos, sus prejuicios o por las experiencias vividas. Los malos analistas esperan siempre una única forma de resolver y utilizan unos únicos principios de actuación, lo que no les deja ver más allá de su reducida zona vital.

complejidad
Una de las competencias más importantes es la prudencia, los buenos analistas matizan siempre sus opiniones y dejan abiertas posibilidades de cambio y de disculpa, frente a aquellos erizos que se expresan en términos absolutos y son reacios a cambiar de opinión por más que los datos y los hechos se vayan acumulando en contra de suya. 

Por último, es mejor ser empírico, recoger datos, observar y sobre todo escuchar, a ser un ideólogo con frases que empiezan con “esto es así...” “siempre ocurre...” “nunca me equivoco con esto...”

solucion Entonces, ¿cambio de empresa? ¿sigo con mi proyecto? ¿dejo mañana a mi pareja?, efectivamente ¿fue un error y no calibré bien, ni escuché las posibles consecuencias de ese juicio en el que me empeñé y aún sigo enrocada?. 

Lo dejo en la mesa para pensar .... y a cada protagonista reflexionar ¿zorro o erizo?.

Publicado por Mila Guerrero.
Para visitar el blog de Mila, pincha aquí


Publicado el a las 0:11 por Juan Bueno

Ningún comentario