
martes, 7 de enero de 2014
martes, 31 de diciembre de 2013
Cuando se acaba el año o finaliza una etapa o se logran los objetivos planteados en un proyecto se suele hacer balance, o sea, se coteja todo aquello que ha ocurrido, analizando lo positivo y lo negativo, y al final casi de manera instintiva se suele ponderar de forma suave y en clave de positivo.
Al filtrar los temas con el paso del tiempo, tratamos de mitigar los efectos negativos para evitar sentir la punzada dolorosa de aquello que ya nos dañó en el pasado y desde luego somos benévolos con nosotros mismos. Y con lo que salió bien añadimos prósperos aspectos a aquellas situaciones que tal vez no lo eran tanto.
Ahora se acaba un año complicado en lo social y lo económico, en los aspectos macro; activo en lo político y muy movido en lo judicial, confuso en lo legislativo; desconcertante para nuestra Monarquía, turbio para nuestras clases medias, desconcertante para la Sanidad; triste para la Educación, desquiciante para una lista grande de personajes que ni siquiera hace falta mencionar. Año caótico para unos seudo famosillos que no atesoran más méritos que entregar sobres, usar sus influencias, hacer negocios que no debían, pagar facturas de gastos personales, usar empresas para fines propios no demasiado transparentes, engañar, mentir, vender su vida privada (pero qué nos importa!). Este año incierto y duro deja momentos diferentes, pero muchos vinculados al paro, la pérdida de puestos de trabajo, la finalización abrupta de proyectos empresariales y la desilusión y el pesimismo que eso lleva aparejado.
Muchas, muchas han sido las Pymes y autónomos que han tenido que echar el cierre, abrumados por las pérdidas y la falta de futuro. Y detrás de cada uno de esos negocios hay empleados y familias que se enfrentan a momentos de inseguridad, de los que se tienen que rehacer. La desesperanza puede hacer mella en ellos, son momentos de desesperanza y de cierta desgana en ocasiones.
Las empresas recortan sueldos y presupuestos, tratan de ajustar los costes fijos hasta límites insospechados y actúan en las contrataciones con un candor y una ingenuidad que, si me permitís la expresión, es casi pueril. Se deshacen de eso que llamamos el talento senior (o sea los tipos experimentados que saben, porque tienen muchos años a sus espaldas, tienen el conocimiento y además las habilidades. Porque ya les ha pasado de todo o de casi todo) y contratan el talento junior. Ojo! Claro que hay que dar oportunidades a los jóvenes. Es una obligación inexcusables con las generaciones que vienen detrás. Pero esas soluciones que sólo consisten en poner parches no funcionan. Porque el único fin de ellas es abaratar costes de manera radical e inmediata. Como sea, sin planificación de los recursos (humanos) que son necesarios en cantidad y sobre todo en calidad. Sin control. Bajar costes porque hay que subsistir en el plazo más inmediato.
Cuando un enfermo tiene algo grave (nuestro país lo tiene), por ejemplo una neumonía no sirve de nada ponerle una tirita en la rodilla. Esa pretendida cura no le va a empeorar, la tirita no va a agravar sus síntomas, pero mientras no tome los antibióticos adecuados no mejorará. Eso ocurre en las empresas con las selecciones y contrataciones que no son adecuadas. Generan costes en formación y adaptación del personal, al que le cuesta adaptarse a las organizaciones y a los puestos de trabajo, hay poca motivación, más rotación de la deseada y escasa motivación. Resultado, como país nuestro tejido empresarial sigue siendo poco competitivo.
Un año da para mucho, pitidos por las preferentes, un Papa volcado en los pobres, con un mensaje cercano y que parece luchar contra la corrupción y alejarse del boato. Ryan Air vuelve una vez más a aparecer en la prensa como la empresa aérea más denunciada del planeta: Recibe 8 denuncias diarias de sus pasajeros (Olé!). Además de haber obtenido una sentencia muy reciente, ganada a pulso, que le condena por discriminación, por sus tan llamativos y soeces anuncios publicitarios de sus azafatas ligeras de ropa (En un post de mediados de año, ya denunciábamos esta situación).
La lotería de Navidad da premios muy repartidos y veo en las noticias, no sin cierto estupor, que la inmensa mayoría de los premiados están en paro, son jubilados, les iban a desahuciar de la casa, vivían de una ayuda social..., y sólo uno de los que entrevistan era mileurista. Me quedo consternado, porque si ese reportaje era un muestreo de lo que representa la demografía de este país alguien se tiene que echar a temblar, o tal vez todos, o tal vez en algún despacho de alguien importante deberían de estar trabajando en medidas estructurales, de verdad, serias y sostenibles, porque lo que no se sostiene es otros sorteo de la lotería como éste.
Parte del premio gordo tocó en O Rosal, un pequeño pueblo de la provincia de Pontevedra, muy afectado por las preferentes (además de haber sido castigado este verano por un incendio que llegó hasta la puerta de las viviendas de sus habitantes), donde los pobres jubilados se concentraban con sus pitos tocando incansablemente para que no se olvidara la desgracia que sufrían por haber perdido los ahorros de toda una vida de trabajo que ahora les venían tan bien.
Esos mismos jubilados, como si el destino les quisiera compensar con un guiño benévolo se han visto tocados por la fortuna en forma de décimo. Mientras celebraban su suerte con una modesta botella de sidra, al fondo de la imagen se veía perfectamente trajeados a los empleados de banca acechando al olor de dinero fresco. Tal vez tenían algún producto interesante que ofrecerles. He oído hablar de unas preferentes que dan muy buenos intereses.
El año que se nos va deja buenos recuerdos, además ya he dicho que queremos quedarnos con el recuerdo dulzón. O al menos neutro. Suavizado. Somos un país solidario, Cuanto peor nos van las cosas, más nos ayudamos entre nosotros. Ahora que la crisis azota duro, nos apoyamos mucho en la familia, recuperamos a los abuelos (o sus pensiones?); volvemos al concepto de familia nuclear, de piña. Se está fomentando el emprendimiento y el autoempleo, pero estamos muy lejos de tener unas buenas condiciones para ser competitivos: tenemos demasiadas trabas y un sistema asfixiante, que desanima al más osado; aún así creo que somos gente creativa e innovadora y esta situación tan prolongada está obligando a sacar lo mejor y en algunos casos lo peor de nosotros mismos.
Obtenemos muy malos resultados en los estudios sobre capacidad matemática o lingüística de los españoles y también sobre nuestra competitividad. ¿el lado bueno? Que tenemos un área de mejora enorme. Seguimos siendo el primer país donante de órganos porque tenemos un alma y un corazón altruista significativa.
Ahora nos hemos convertido (una vez más la historia se repite) en país emigrante, pero no de maleta de cartón sino de jóvenes preparados, talentosos, con proyectos, y con ganas de comerse el mundo, que buscan fuera lo que no encuentran aquí.
Nuestra gastronomía se codea con la francesa de tú a tú como una de las mejores del mundo y aparecemos en una estadística como uno de los países con los hombres más infieles del mundo.
Hay que salir en las listas, los primeros o los últimos, pero hay que salir. Pero yo prefiero salir en las de creación de empleo, riqueza, oportunidades para nuestros jóvenes, investigación, transparencia, derechos humanos y sociales.
Feliz 2014
Juan F. Bueno
Publicado el martes, 31 de diciembre de 2013 a las 17:25 por Juan Bueno
lunes, 30 de diciembre de 2013
Punto y seguido, tal vez punto y aparte. En apenas unas horas
se acaba este año y se lleva el 13 que temen los supersticiosos. ¿Cuántas cosas
perdurarán? ¿Y cuántas experimentarán un cambio radical? Los que seguís mi blog
sabéis que soy un optimista persistente, y tengo mis baches, algunos de ellos
oscuros cual noche de invierno, pero siempre me aferro a ver la luz al final
del túnel. Aunque con cierta frecuencia, la realidad me coloca cada mañana en
frente de situaciones duras y ásperas cuando hojeo el periódico o simplemente
salgo a la calle. No hace falta más.
Por eso sé que resulta una estupidez agarrarse a esa falacia
dulzona que se crea en torno a las fiestas navideñas. Ignoro si realmente
creemos que en ese paréntesis de turrones, cordero, regalos y cenas. Las
personas imaginan que en esa magia, artificialmente creada por los grandes
almacenes y las campañas de Márketing, mejorarán los indicadores
macroeconómicos, la bolsa sube (bajo el efecto del típico rally de Navidad,
pero no sé si tiene que ver con los mazapanes y el capón de Cascajares; prometo
enterarme). Afirmamos que las cosas irán mejor, tu cuñada se volverá más
comprensiva y ya no te echará miradas asesinas cada vez que estrenas un traje
que te sienta fenomenal.
Aquel compañero de trabajo con el que se hace tan difícil
llevar a cabo los nuevos proyectos, comprenderá por fin, tu gran valía y
facilitará tu integración en el quipo además de permitir que se pongan en valor
tus habilidades. Por supuesto, tu suegra dejará de refunfuñar por cualquier
asuntillo menor. Y tu jefe, ay tu jefe, seguro que calcula la subida salarial
con ese programa para valoración de la Evaluación del Desempeño! Lo hará sin
duda alguna, valorando tus capacidades al alza, de forma positiva y augurando
una carrera prospera y brillante hacia la Dirección Comercial. El éxito está
cada vez más cerca!!!!!
Es probable que el año empiece con un mes de Enero soleado y
frío como corresponde a la estación del año en la que nos encontramos. Pasada
la euforia necesariamente empachosa de tanta fiesta familiar y recuperados los
estómagos de algunas aberraciones nutricionales (cenas de 5.000 calorías que
después hay que disolver con antiácidos) y alguna copa de más que después van a
parar a la voracidad recaudatoria de algunas administraciones, amanece un lunes
de normalidad, en el que los negocios levantan la persiana, los niños vuelven
al colegio. Sí, miraremos a nuestro alrededor. Con cierto sigilo.
En los estantes de los supermercados se retiran los últimos
dulces navideños, los papeles de regalo aparecen arrinconados en una esquina,
algunos abuelos despistados acuden a cambiar un juguete que compraron creyendo
que era la última novedad y el nieto ya lo tenía. No parece haber muchos
cambios. Unos operarios del Ayuntamiento retiran con cierta apatía las luces
mientras comentan que no han tenido suerte en la lotería.
En el bar del centro comercial suena la televisión. Este
momento económico nos ha enseñado un nuevo lenguaje en el que ya nos movemos
con cierta naturalidad, y dos señores mayores, seguramente ya jubilados,
comentan entre sí: “Vaya, a mi edad, me habían llamado muchas cosas, pero nunca
pensé que llegaría a ser un pobre energético”. O sea ese nuevo grupo de
personas que tendrán que elegir entre pagar la luz o comer…. Su compañero
asiente.
Otra noticia, este año han descendido de forma notable las
ventas de lotería. Increíble (espero que no haya sido por el tan polémico
anuncio televisivo). Y las cenas de Empresa.
Claro! Y las pequeñas empresas! Y los equipos que las forman! Si no hay
equipos, poco tendrán que salir a celebrar o a cenar. Es tan simple que casi
resulta estúpido afirmarlo. Aunque este es el panorama desolador que he
encontrado estos últimos meses en muchas Empresas, grandes y pequeñas y en
bastantes sectores, en autónomos y profesionales jóvenes y también en los más experimentados.
Empieza 2014 y tal vez tu suegra siga refunfuñando o muestre
su cara más amable; la Bolsa no remonte o nos vaya dando pequeños respiros; la
economía crezca de forma sostenida; el talento joven encuentre oportunidades;
las cifras del paro dejen de parecernos sonrojantes y vergonzosas; recuperemos
la confianza en la Justicia; en la Sanidad Pública; en los representantes
políticos; tal vez tu jefe siga siendo el mismo tirano de siempre o tal vez sea
capaz de comprender algún concepto como la motivación, la comunicación, el
desarrollo, o tal vez no…. Tal vez la familia sea tu “descanso del guerrero” o
haya que aceptar que, a veces, lo tenemos muy idealizado.
2014 es un año como cualquier otro. Cada uno construimos
nuestra vida día a día. Mucho de lo que ocurre está en nuestra mano, en nuestra
actitud.
Es innegable que nos pueden amargar el año y la vida el jefe,
la cuñada, el periódico y la evaluación del desempeño, pero lo que es
concluyente es lo que decidamos hacer con lo que nos ocurre. Eso es lo
realmente importante y en gran medida depende solo de nosotros. Como nos recordaba Mandela, somos dueños de nuestro destino.
Decía al principio que soy optimista por naturaleza. O por
convicción. O porque sí.
Bienvenido 2014.
Juan F. Bueno
RH Gestión y Formación
RH Gestión y Formación
Publicado el lunes, 30 de diciembre de 2013 a las 22:33 por Juan Bueno
lunes, 23 de diciembre de 2013
En estos últimos días del año que se va consumiendo, os deseo unas muy Felices Fiestas.
Que 2014 sea el principio de la tan repetida y poco visible recuperación, y que las cosas se empiecen a ir solucionando para tantas y tantas familias que lo están pasando verdaderamente mal.
Estos días hemos podido ver con emoción, como la Lotería de Navidad ha sacado a mucha gente humilde de verdaderos apuros económicos. Una vez más esta Lotería, tan repartida entre gente necesitada, cumple una labor social de enorme transcendencia, a pesar del 20% que el Sr. Montoro se va a llevar para su hucha.
Un saludo muy afectuoso a todos.
Juan F. Bueno
Publicado el lunes, 23 de diciembre de 2013 a las 18:26 por Juan Bueno
viernes, 13 de diciembre de 2013
martes, 10 de diciembre de 2013
http://www.psicosoft.com/index.php/verdades-y-mentiras-de-los-tests-de-evaluacion-de-potencial/
Manuel Yañez Reinaldo (Psicosoft)
Publicado el martes, 10 de diciembre de 2013 a las 22:55 por Juan Bueno
La oleada de destrucción de empleos que estamos padeciendo, unido a las pocas perspectivas profesionales en muchos sectores, provoca que no pocos profesionales hablen de reinventarse. Parece de lo más actual. ¿Pero es una realidad, un mito o una necesidad?
Como en la viña del Señor, hay de todo. El mercado de trabajo está, digamos, profundamente herido. Pero tenemos que seguir viviendo y precisamos buscar nuevos horizontes. Hay profesionales que aprovechan este parón para ampliar su formación. Soy un ferviente defensor de la misma y creo que a lo largo de nuestra vida, hay que practicar la formación continua. Cuando alguien cree que sabe suficiente, se está acercando peligrosamente a su nivel de incompetencia. Pero a algunos de estos profesionales les asaltará la duda más que razonable de "¿Formarse para qué? ¿Mejorará mi empleabilidad? ¿Aumentará mi cotización? ¿Debo especializarme?". Serán algunas de las dudas que le surgen a mas de uno.

Hay personas que buscan esa reubicación profesional porque están “desubicadas” si me permitís la expresión. Son personas que ocupan puestos inadecuados, por su formación, experiencia, actitud, etc. Para estos profesionales, ese cambio puede ser una bocanada de aire fresco. Pero siendo realistas, podemos decir que la mayoría hemos pasado por trabajos rutinarios, poco interesantes o para los que estábamos sobre cualificados. Y se pasa mal. Pero hace falta ser valiente para dar el salto. Y en ocasiones es preciso tener debajo la red de seguridad, para no poner en riesgo, por ejemplo, la estabilidad económica de la familia. En ocasiones (muchas) hace falta una proactividad un tanto osada.

Reinventarse, en toda la extensión de la palabra, exige actuar con arrojo, echarle mucho valor a la situación y confiar en las propias capacidades. Hay que empezar desde cero y con frecuencia desaprender. Requiere un coraje especial. El ánimo y brío que hay que poner en un cambio tan radical, es grande, sin duda alguna. Mucha pasión y poco miedo. Pero si de verdad emprendemos la senda de algo que realmente nos guste, nos motive, nos llene; a la larga, vamos a ser recompensados, porque indudablemente, lo vamos a hacer bien. A veces, para adentrarnos en esta senda, necesitamos un pequeño "empujón" que nos saque fuera de nuestra zona de confort. Aunque posiblemente ese "empujón" no lo elijamos nosotros y nos venga de una manera súbita e inesperada y casi siempre en formato de decepción, dolor o rechazo. Esto podemos verlo como un problema o como una oportunidad. Si elegimos esta última, es cuando verdaderamente podremos entrar en la fase de "reinvención" con las energías y talante suficientes, para ser capaces de transformar nuestra vida y hacer realidad nuestros sueños.
Si miramos alrededor hay casos famosos: todos recordamos a un actor mediocre convertido en Gobernador de California y a otro actor en la Presidencia de Estados Unidos. Y casos anónimos no faltan: Veo en un programa a psicólogas reconvertidas en propietarias de cervecería, un arquitecto como cocinero de sushi o unos jóvenes ingenieros como profesores de actividades al aire libre en el madrileño parque del Retiro.

A veces me pregunto también que ocurre con todos esos años de experiencia de los que se prescinde para empezar a demostrar todo, aceptar ser un novato. No es fácil. Hay que poner corazón, humildad y fuerza a partes iguales.
No puedo dejar de citar aquí el libro de mi admirado Mario Alonso Puig. Él constituye un ejemplo de reinvención, dejando a un lado una exitosa carrera como cirujano, para lanzarse a un mundo entonces para él desconocido.
Creo que hay dos razones fundamentales por las cuales nos podríamos lanzar a esa nueva aventura: Una es de índole personal, intentar ser más felices haciendo aquello que deseamos y la otra, de tinte profesional: ser más competitivo.
Parafraseando un libro de Pilar Jericó todas esas personas que emprenden, se reinventan o se reciclan son los auténticos “héroes cotidianos”.
Juan F. Bueno
Publicado el a las 22:33 por Juan Bueno
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