Uno de los elementos decisivos, que se ponen de manifiesto en épocas como la actual, es el de reforzar el compromiso y la involucración de todos los trabajadores y mandos de nuestras organizaciones, cualquiera que sea su posición jerárquica, como estrategia para mantener una posición estable en un mercado débil y fluctuante a la baja.
 
 

 
Esta situación exige un esfuerzo complementario por parte de todos para mantener nuestra viabilidad en los negocios o salir airosos de esta gran crisis a nivel mundial. La motivación se erige como un ingrediente imprescindible, a través de la cual se logrará la colaboración activa y fuertemente comprometida de todos trabajando unidos, porque habrá que tomar decisiones difíciles e impopulares. Un compromiso con bases sólidas será el único camino sostenible para poder trabajar de forma conjunta.
 
Debemos de afrontar los nuevos retos desde una actitud renovada y sin fisuras de forma que esta actitud nos permita  mantener nuestro liderazgo competitivo en estas circunstancias. El equipo directivo debe aparecer unido ante la adversidad. Está demostrado que superar juntos dificultades, fortalece los vínculos. Y esa fortaleza se transmitirá así a los mandos del siguiente nivel jerárquico, y sucesivamente de estos a sus equipos. Los dos pilares sobre los que se asienta este nuevo panorama es el fuerte compromiso y el liderazgo compartido.
 
De manera especial este momento que nos ha tocado vivir exige líderes con mucho temple, sangre fría y nervios de acero. Deben de sacar a la luz su amplia visión del sector en particular y del mercado y la coyuntura económica en general. Y han de ejercitar además una gran habilidad para comunicar y para motivar en situaciones adversas. Y por último deben de favorecer la innovación y gozar de una gran dosis de credibilidad: hay que inspirar CONFIANZA con mayúsculas, y hay que conseguir COMPROMISO fuerte y cohesionado en torno a ideas sólidas.
 
Y ahora más que nunca es conveniente realizar una comunicación correcta y suficiente. Las noticias vuelan y las malas lo hacen todavía a más velocidad y por eso hay que velar para que la formación útil (fuera rumores o chismorreos) esté disponible en el momento adecuado. La incertidumbre genera desasosiego y la comunicación puede ser un arma que contribuya a la confianza. Un equipo comprometido genera una comunicación abierta y transparente.

La inteligencia emocional es una de las cualidades que debe de poner en juego un verdadero líder para conseguir que cada miembro de su equipo se comprometa de una forma cierta en la consecución de unos objetivos comunes, logrando sacar lo mejor de cada uno de sus miembros, consiguiendo que personas ordinarias cuando trabajan juntas, logren resultados extraordinarios.  Este es el momento en el que hay que retener el talento de las personas claves.
 
Recuerda: No hay éxito sin compromiso y no hay compromiso sin liderazgo.

May Ferreira