La forma más directa de descubrir el estilo de un directivo es conocer a su equipo. Sus miembros, con su conjunto de cualidades, habilidades y características será el fiel reflejo de aquél que ostente la responsabilidad de su dirección. Y sobre todo la forma de actuar e interrelacionar de todos ellos será la representación más patente de su modelo de gestión.



                                 
El pasado 14 de Septiembre de 2014, se fue otro de los grandes empresarios de este país, un empresario discreto, un hombre que dedicó toda su vida profesional al mismo grupo empresarial con el que recientemente confirmaba haber dejado atrás la crisis, y afianzarse en la expansión internacional.
 
El perfil de Isidoro Alvarez se manifiesta de nuevo como el de un trabajador infatigable, enamorado de su tarea, un visionario del mercado, que supo llevar la cadena de almacenes y convertirla en un gigante con presencia en todas las provincias españolas. La innovación en productos y la calidad en el servicio ofrecido han sido sus máximas, pero siempre dentro de criterios de absoluto sentido común, y sopesando mucho los riesgos. Así él y su equipo han alcanzado con su negocio un altísimo nivel de desarrollo, siendo referencia a nivel europeo.

En otro post he mencionado en alguna ocasión la figura de los jefes y los jefecillos. A cada uno de ellos le corresponde un equipo o un grupo de gente que trabajan juntos, sin más. Hace unos años trabajé en varios proyectos para lo que llamábamos “equipos de alto rendimiento”. ¿De que hablamos?: Pues era ni más ni menos que el fiel reflejo de un equipo maduro, muy cohesionado y con un gran líder al frente.  Y eso es lo logrado por Isidoro Alvárez durante los últimos 25 años al frente de El Corte Inglés.
 
Era un hombre discreto, un gran gestor, que se volcó expresamente en el equipo que le rodeó a lo largo de su vida profesional porque sabía que nadie era imprescindible, pero la gran maquinaria del gigante del comercio español tenía que funcionar con un engranaje perfecto.

Isidoro Alvarez era además un tipo listo y con capacidad de adelantarse a su tiempo, la tan mencionada proactividad ante el cambio. Supo ver por dónde iban los avances tecnológicos y las demandas del mercado y estar ahí para satisfacerlas. Los españoles nos modernizamos y él estaba a nuestro lado, de forma silenciosa, en segundo plano, dirigiendo con su equipo aquel negocio que en su origen fue una modesta sastrería en la calle Preciados de Madrid.
 
El Corte Inglés es Marca España y es sinónimo de calidad y ése es el referente que necesitamos proyectar dentro y fuera de nuestro país. Recuerdo en la época de  expansión de los años 70 en diferentes provincias españolas cómo la apertura de uno de esos centros de los grandes almacenes suponía una garantía de prosperidad y negocio para todos los locales de la zona. El Corte Inglés traía prosperidad, seguridad y calidad. Isidoro lo sabía. Y trabajaba infatigable en esa línea. El y su equipo. 
 
Siempre cuidó tener preparada la sucesión, consciente cómo era que ésta se tenía que realizar sin ningún perjuicio para la Empresa, sus empleados y sus clientes. Por ello luchó toda su vida. Para eso se rodeó de los mejores.
 
No se trata de ser carismático o genial sino simplemente de arrancar la pasión y la motivación de los colaboradores. Eso lo consiguió sobradamente Isidoro Alvárez. Allí donde esté ya estará buscando un local donde ampliar el negocio.
 
La misma semana que fallecía D. Isidoro Álvarez, también lo hacía D. Emilio Botín, Presidente de Banco Santander. Dos grandes líderes del empresariado español nos han dejado en un corto espacio de tiempo. 

Nos sentimos un poco huérfanos de líderes. Aciaga semana.
 
Juan F. Bueno




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